El Gobierno de Joe Biden, luego de acusar a refinadores estadounidenses de obtener jugosas ganancias a expensas de los automovilistas que pagan precios altos por la gasolina, adoptó un tono más conciliador tras una reunión con el sector el jueves, en la que pidió aumentar la producción para reducir el precio de los carburantes. La reunión terminó, no obstante, sin soluciones concretas.
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La subida de tarifas en las gasolineras, símbolo de la generalizada alza de precios en Estados Unidos, erosiona la popularidad del mandatario, quien desde hace semanas se muestra activo tratando de buscar soluciones para bajar el costo del galón de nafta (3.78 litros).
La secretaria de Energía, Jennifer Granholm, «indicó claramente (a los representantes de siete de los grandes refinadores del país) que el gobierno considera que es imperativo que las empresas aumenten su producción», según un resumen de la reunión difundido por su oficina.
Discutieron varias alternativas, como una mejor preparación de las refinerías de la costa este para la temporada de huracanes.
Fue «una primera etapa», expresó la portavoz de la Casa Blanca, Karine Jean-Pierre.
«Queremos evidentemente alcanzar soluciones y habrá múltiples etapas para llegar a ellas», añadió.
La reunión fue «constructiva», se limitaron a indicar en un comunicado las dos organizaciones que representan al sector, la API y la AFPM.
El presidente de Philipps66, Greg Garland, saludó «un buen comienzo» y su par de Chevron, Mike Wirth, una «conversación constructiva».
Biden exhortó varias veces a los refinadores a que aumentaran su capacidad de producción, en momentos en que el galón está en 5 dólares, una cota histórica. Con información de AFP
LEG