Tan atávica es la derecha en México que supone que la diversidad sexual se puede modificar a base de rezos, salmos, orinar agua bendita, aplicar electrochoques, exorcismos y hasta internamientos forzados.

Son las mismas almas caritativas que un día asisten a misa y al siguiente violan leyes de tránsito, al fisco y hasta a sus propias familias con concubinatos y acostones inconfesables. Dios guarde la hora, pues.

Molesta, incomoda a ese puñado de inquisidores que lesbianas, homosexuales y sus derivaciones pululen por ahí, exhibiéndose sin recato ni pudor, por el puro gusto de ser. La libertad sexual y de género, ya lo sabemos, ha sido un pecado que no admite perdón ni consideración.

Un Padre Nuestro para expiar la mala costumbre de vivir la sexualidad que la naturaleza o el gusto les concedió no será suficiente: hay que someterse a las llamadas “terapias de conversión”.

No debería extrañar que a estas alturas del siglo XXI, un conjunto de agrupaciones de la vela perpetua y el miembro encarnado hayan levantado la voz para criticar lo que constitucionalmente está en la cancha de las leyes terrenales, no en los púlpitos.

El Congreso del Estado está por votar en el pleno la tipificación como delito la aplicación de las terapias de conversión, como ya sucede en Estado de México, Tlaxcala, Jalisco y Baja California.

Si como hemos visto desde que la Cuarta Transformación llegó al poder, está nutrida de una expresión radical que se quedó anclada al pasado revolucionario y militante que a estas alturas del siglo resulta inservible, la derecha no canta mal los cánticos conventuales.

Se podría confirmar que esa expresión extrema del conservadurismo se encuentra tan trasnochado como los extremismos de militantes enquistados en el partido en el poder.

Son los mismos grupos de presión que durante domingo y martes fijaron una postura contraria a la expresada por el Congreso de Puebla para sancionar a quienes se empeñan en corregir preferencias sexuales que no encajan en ese conservadurismo inquisidor.

El domingo fueron la agrupaciones  Mujeres por la Vida y la Familia, la Asociación de Padres de Familia de Puebla por la Vida y la Familia A.C., e Iniciativa Ciudadana.

Los conservadores volvieron a la carga este martes 31 de mayo con un sindicato clerical desminado, Pastores de Puebla, luego de que la Comisión de Procuración de Justicia y Administración de Justicia ya había dado luz verde al dictamen que irá al pleno.

El propósito de los grupos de interés de la extrema derecha ha vivido una revitalización en dos momentos clave en la historia reciente en México.

Ocurrió la primera vez en el nacimiento del nuevo milenio, en el año 2000, paradójicamente al cerrar el siglo XX y entrar al XXI, con el arribo al poder del ultraconservador Vicente Fox Quesada y la ominosa presencia de su consorte, Martha Sahagún.

El arribo de esa expresión del panismo en el inicio del año 2000 se puede interpretar como una nueva reacción con la llegada de la izquierda al poder público.

Y así se quedarán como decían las abuelas: a vestir santos y desvestir borrachos, por los siglos de los siglos. Amén.

 

@FerMaldonadoMX