En la carrera hacia 2024 del Movimiento Regeneración Nacional (Morena), en Puebla, prácticamente hoy todos, en mayor o menor medida, tienen alguna posibilidad de conseguir la candidatura. El “piso parejo”, frase tan utilizada en el viejo régimen priísta (habría que crear un nuevo glosario político de la 4T), es una de las virtudes que generó en esta contienda el banderazo de salida que dio el gobernador Miguel Barbosa hace un par de semanas.
Todos los que quieren, con mayores o menores posibilidades, pueden aspirar y competir, a excepción de quienes están moralmente inhabilitados, por la enorme estela y contextos delincuenciales que los rodean, como al aún coordinador de los diputados federales morenistas, Moisés Ignacio Mier Velazco.
Quitándolo a él, sobre quien hay asimismo una guillotina jurídica que amenaza con caer, además de que tiene un pleito con el gobernador Miguel Barbosa Huerta, hay condiciones pares, incluso entre géneros.
(Moisés no pude aspirar a ser gobernador, cuando ha denunciado al gobernador, en sus febriles inventos. No se puede intentar abollar una investidura que pretendes buscar. Para terminar, utilizando aquella frase de los políticos rancheros, en analogía con los becerros: “no se puede mamar y dar de topes”).
En la carrera hay quienes llevan ventaja, incluso de décadas, como el caso del senador Alejandro Armenta, quien busca ser mandatario de Puebla, al menos desde 2010, con seriedad.
Pero los recién convidados a esta competición, y quienes incluso no aparecen con altos niveles de conocimiento en las mediciones, siempre tendrán a su favor el tiempo, cuando aún hay margen. Siendo puristas, en la escasa popularidad hay también beneficios, sobre todo si no se tiene un pasado público pecaminoso.
Ellos y ellas no tienen la fama como divisa, pero tampoco hay una cola que les pisen. Se pueden ir construyendo como aspirantes, casi desde el origen.
A estas alturas de los tiempos, estamos a unos 16 meses para que en diciembre de 2023 se comiencen a tomar las decisiones en Morena y así será también en todos los partidos.
María Luisa Albores Gonzáles, secretaria federal del Medio Ambiente; Olivia Salomón Vibaldo, secretaria de Economía estatal; Alejandro Armenta, senador; Sergio Salomón Céspedes Peregrina, presidente del Congreso local; Gabriel Juan Manuel Biestro Medinilla, titular del Trabajo del gobierno del estado; Melitón Lozano Pérez, secretario de Educación de Puebla; e, insisto, el secretario de Salud poblano, José Antonio Martínez García, son los mencionados con seriedad.
Tampoco hay que olvidar que Puebla tiene una cancha de probabilidades de 4 a 9 de que deba ser una mujer la candidata. Me explico: en 2024 habrá 9 elecciones por gubernatura (Ciudad de México, Chiapas, Guanajuato, Jalisco, Morelos, Puebla, Tabasco, Veracruz y Yucatán) y, por la paridad que también se exige para este cargo, a pesar de ser unipersonal, cuatro postulaciones, al menos, deberán ser para mujeres en Morena, como en todos los partidos.
Quienes miran con seriedad y ejercen con profesionalismo y rigurosidad metodológica la demoscopia aseguran que los 16 meses que hay por delante, con una buena estrategia e inversión en publicidad, cualquiera puede ser el candidato o la candidata.
Yo les creo.
@FerMaldonadoMX