24 Horas Puebla

La democrática delincuencia

Si en algún espacio existe pluralidad es en la actividad delictiva. No existe diferencia de ideología, militancia, credo, color o condición social que se salve de alguna trampa de quienes cometen delitos.

Mire si no: en las últimas horas, dos cuadros del PAN y PRI fueron blanco de actividades criminales en Puebla.

Uno es Fernando López, panista de cepa que anunció, a través de su cuenta de Twitter, haber sido asaltado y recomendó a sus seguidores no dejarse llevar por chantajes.

El otro fue el exsubsecretario de Sedatu en tiempos de Enrique Peña Nieto, Juan Carlos Lastiri, a quien le hackearon su teléfono y cuenta de WhatsApp.

Muchos de sus contactos recibieron mensajes extraños en la madrugada de martes.

La democracia ya alcanzó a la delincuencia.

¿Será?

 

Murat, bien acompañado

La imagen llegó del vecino estado de Oaxaca, en donde por estos días han comenzado los festejos de la Guelaguetza.

El gobernador de ese estado, Alejandro Murat, se vio flanqueado de dos mujeres de notable presencia en Puebla: la secretaría de Medio Ambiente federal, Maria Luís Albores, a quien no pocos le ven posibilidades de competir por la candidatura en 2024; por el otro, su similar en Puebla, Beatriz Manrique.

¿Será?

 

El mal paso de Salomón Escorza

El excandidato a presidente municipal de San Martín Texmelucan, Edgar Salomón Escorza, recién fue intervenido de una lesión en la columna.

Así lo ha hecho saber a través de transiciones en Facebook/live desde el hospital, y luego convaleciente desde su casa.

La lesión se produjo por un mal paso… que dio su caballo.

¿Será?

 

No estás sola

La activista Majo Gutiérrez, quien recién organizó el multitudinario Desfile del Orgullo Puebla, es víctima de una campaña de odio en la que ha habido amenazas de muerte.

Un personaje de nombre Víctor Adán Hernández le escribió un mensaje intimidatorio en el que le dice “le vamos a matar (%#*=¥£) y a todos los (&@%#) LGBTT”.

La Fiscalía General de Puebla deberá actuar pronto antes de que suceda un episodio tan condenable como el ocurrido con la activista Cecilia Monzón.

¿Será?