Hace 28 años que la familia Salinas de Gortari dejó el poder a través de Carlos, el ex presidente que terminó profundamente repudiado luego de haber sido el que gozó de mayor popularidad entre 1988 y 1994.
Una muestra de ello es el activismo que el popularmente conocido “hermano incómodo”, Raúl Salinas de Gortari ha mantenido en la región de San Martín Texmelucan en Puebla, cerca del emblemático rancho conocido como Las Mendocinas, de su propiedad.
Al ingeniero civil de carrera se la conoció en la época de gestión presidencial como “míster 10 por ciento” el monto del cobro de comisiones por contratos de obra o de proveeduría gestionados en su papel de hermano del ex mandatario en el país.
Hubo un tiempo en que era común se le observara en diversas oficinas públicas en el estado, como sucedió frecuentemente a las afueras del Comité Administrador Poblano para la Construcción de Espacios Educativos, en la capital de Puebla.
En oficinas del sector agrario, educativo o de programas de asistencia a sectores vulnerables ahí estaba siempre, erguido, vestido elegante y calzado impecable. Muy lejos de la menesterosa apariencia de los gestores a quienes popularmente se les conoce como “coyotes”.
Su hijo mayor Juan José Salinas Pasalagua fue protegido y querido entre algunos lideres y pobladores de la zona, pues aspiraba a una diputación federal por el Partido Revolucionario Institucional por ese distrito. que finalmente no pudo concretar.
El rancho de su propiedad Las Mendocinas volvió a ser motivo de atención este fin de semana. El semanario proceso lo acaba de traer a escena otra vez a partir de su pretensión por hacerse de una mayor extensión de tierra en torno de Las Mendocinas.
Salinas de Gortari, según la narrativa del texto publicado por la reportera Gabriela Hernández, intentó persuadir a los ejidatarios de la zona a cambio de reconocer un trazo que coloca a su propiedad más allá de los límites marcados.
Se trata del primer desafío público de un integrante de la familia de los Salinas en la Cuarta Transformación desde que juntos, abandonaron las comodidades del poder en aquel lejano 1994.
Salinas de Gortari, el ex presidente mexicano está lejos del inmovilismo que otros ex presidentes han asumido como nueva forma de vida.
Una aspiración que lo mueve junto con quienes aún le guardan fidelidad, es la destrucción del movimiento de Andrés Manuel López Obrador.
El Registro Agrario Nacional deberá soportar la presión de un personaje que se popularizó a partir del hallazgo de sus pasaportes falsos, su fortuna en paraísos fiscales, su vida de sibarita y de su red de relaciones y complicidades.
Ya se verá si de verdad la 4T pone en práctica la máxima que acuñó el presidente López Obrador que la gente en 2018 creyó a pie juntillas: “por el bien de México, primero los pobres”.
El momento y circunstancia son diametralmente diferentes. Los Salinas no son ya el poderoso grupo que decidía en vidas y haciendas y Raúl, el hermano incómodo deberá tener claro que su nuevo contexto es muy parecido al del vulgar coyote, agazapado para sacar ventaja del incauto.
@FerMaldonadoMX