Para lo bueno y para lo malo el Puebla de la Franja tuvo la identidad que quiere el técnico, fue un equipo intenso que golpeó muy rápido y que después supo jugar con los espacios que Tigres dejaba para marcar otro, para ver cómo le anulaban otro más tras la aplicación de una regla que ya nadie entiende y que ha quedado a la interpretación de la gente del VAR y de árbitros sin criterio que un día dan por buena una jugada parecida y otra la anulan como el viernes, y para volver a recibir un gol en táctica fija con la reacción tardía de los defensores; fue también la noche para dejar ir el gol de la tranquilidad aunque ahora el guion sí tuvo un final distinto y gracias al menos a dos grandes atajadas de Antony Silva, el Puebla finalizó la mala racha con un triunfo de 2-1 que significó adelantar dos puestos en la tabla general, pero sobre todo seguir dependiendo de sí mismo para llegar a la recalificación y para mejorar su posición en la tabla https://www.youtube.com/watch?v=emoXnxDuhOg.
El juego del viernes también ofreció un pequeño premio para dos hombres que no tienen los reflectores pero que han cumplido y que al menos uno de ellos tiene un techo muy alto para crecer más. Martín Barragán y Emilio Martínez fueron fundamentales en la victoria ante Tigres, el primero porque marcó dos goles y fue víctima del pobre criterio arbitral, lleva ocho tantos, ocupa el tercer lugar de goleo individual sólo por detrás de Nicolás Ibáñez quien lleva once para los Tuzos del Pachuca y de Henry Martín del América quien suma diez. Barragán ha aprovechado la oportunidad ante la lesión de Fernando Aristeguieta y se ha convertido en una pieza importante no sólo por sus goles, sino por su trabajo y por su entendimiento con sus compañeros, Barragán ayuda a los circuitos poblanos y todo ello a pesar de la incredulidad del entorno y de su propia afición que se ha cansado de pedir a gritos a Jozy Altidore mientras el oriundo de Tizapán el Alto, Jalisco sigue justificando cada minuto que le da Nicolás Larcamón. Barragán no anota “goles bonitos”, pero está ahí, claro que ha dejado ir algunos, pero ante una lesión tan grave como la de Aristeguieta, la presencia de Barragán ha ofrecido estabilidad al equipo y eso se debe al trabajo del jugador y hasta la terquedad, en el buen sentido, de Larcamón.
Por su parte Emilio Martínez dio una muestra de carácter y de sus condiciones tras reponerse de un juego en el que sufrió para frenar a Alexis Vega para hacer un partido serio frente a los Tigres y ayudar a frenar a su potente ofensiva, Martínez no se prodigó al frente como Ferrareis pero fue muy sólido en su trabajo defensivo enseñando las condiciones que tiene y hasta terminó generando la acción por la que Luis Quiñones recibió la segunda tarjeta amarilla de forma rigorista. Martínez ejemplifica a la perfección el trabajo de la cantera del Puebla (por cierto, la sub 20 está en línea de calificación al ubicarse en séptimo lugar con un juego pendiente, mismo que jugará el jueves en Monterrey) porque ahora ya produce jugadores que se asoman al primer equipo pero lo que los medios no hemos acabado de entender es que pese al talento que tengan y que los lleva a debutar no son productos terminados por lo que deben seguir aprendiendo. El nacido en Córdoba, Veracruz es hechura poblana, tiene 19 años y a la hora buena no se resquebrajó tras un duro choque la semana pasada sino que dio un paso al frente para cerrarle los espacios a un equipo poderoso como Tigres, eso se llama personalidad y es un atributo para consolidarse en el máximo circuito luego de que varios preguntaban las razones de jugárselas con un novato, sin caer en la cuenta de las condiciones del juvenil y de la situación del equipo, ahora sí muy golpeado por las lesiones tras las bajas por ese lado de Ferrareis y Gularte.
Dentro de lo bueno del viernes además de las actuaciones de Barragán y de Martínez, de la llamada “identidad Puebla” debemos apuntar el muy buen partido que ofreció Federico Mancuello lejos de las florituras en mediocampo, pero en constante brega para recuperar balones, para trabajar en la recuperación y para ofrecerse a sus compañeros, Gastón Silva ahora sí fue un defensor concentrado en sus labores, férreo en la marca, sin caer en distracciones y con mucha personalidad, justo lo que se le ha pedido a lo largo de la campaña y Antony Silva quien no fue tan requerido como en otros juegos pero que sí hizo dos paradas claves para preservar el empate y una de ellas, quizá no fue espectacular pero terminó siendo la diferencia, ya con el juego 2-1 en el segundo tiempo, el ecuatoriano Jordy Caicedo ingresó al área y sacó un disparo abajo y cruzado al que el guardameta paraguayo respondió con un manotazo que dejó la pelota en el área chica para que llegara el complemento defensivo y así se evitó un nuevo empate tras tener ventaja de 2-0. Al finalizar el juego, Larcamón hablaba de la “pequeña, gran diferencia” de sumar tres puntos, pues bien esa “pequeña, gran diferencia” estuvo en la atajada de Antony Silva.
Otros puntos positivos fueron que en esta ocasión el Puebla no regaló tarjetas amarillas ya que la mayoría de ellas se dieron del 70 al 90 cuando Martín Barragán, Maxi Araújo y Gastón Silva fueron amonestados y antes sólo Emilio Martínez al 45, pero ahora, Larcamón no regaló cambios por esa situación. No cayó en hacer tres de un jalón y así optimizó los minutos de su equipo titular ya que Iván Moreno ingresó al 82 en lugar de Emilio Martínez, Daniel Aguilar entró en su posición para sustituir a Mancuello al 88, instante en el que también ingresó Guillermo Martínez por Omar Fernández y dos minutos más tarde entró Luis Arcadio García en lugar de Jordi Cortizo.
Ya hablamos de lo bueno, pero no debemos perder de vista que al ofrecer un guion muy parecido al de anteriores noches, el Puebla estuvo muy cerca de dejar ir otra ventaja de 2-0 y así perder más puntos. No sólo fue la táctica fija ahora agravada en el dato estadístico de que Tigres apenas llevaba un gol a favor por esa vía, sino los momentos de los juegos en los que los “detalles” de los que toda la campaña ha hablado Larcamón terminan por lastimar al equipo por no corregirse, con el 2-0 en el marcador y cerca de ir al descanso para coordinar los ajustes, el equipo de la Franja permitió que el rival se acercara en un tiro de esquina donde todos se metieron al área chica y al momento del cobro, Samir salió al encuentro de la pelota, los defensores del Puebla otra vez se quedaron petrificados, como admirados por el movimiento del balón y cuando Maia y Barragán reaccionaron, el brasileño de los norteños ya les había ganado para hacer un buen remate que se incrustó en el ángulo derecho de Antony Silva, es decir, cuando más concentrado debía estar el cuadro bajo para no permitir que un rival con la potencia de Tigres se metiera el juego, el equipo de la Franja recibió un gol y en los minutos finales estuvo a punto de recibir el segundo pero una buena jugada de Emilio Martínez y luego un desvío de Lucas Maia al disparo de Juan Pablo Vigón evitaron un daño mayor.
Es decir, el Puebla no acaba de cerrar los juegos, los “detalles” defensivos siguen apareciendo para darle vida a los rivales y así será difícil trascender, como de la misma forma se debe apuntar a la falta de contundencia ya que en el segundo tiempo al menos hubo dos acciones para finiquitar y Cortizo, Araújo y Fernández perdonaron. El primero al sacar un fuerte disparo pero a la colocación de Guzmán que permitió que el argentino reaccionara, luego el extremo uruguayo encontró un pase de “taquito” de Fernández pero su disparo no fue tan cruzado y eso permitió el rechace del cancerbero, en el contrarremate Fernández la estrelló en el poste cuando el arco estaba abierto y parecía el gol de la tranquilidad. Otra vez, el Puebla generó acciones para estar más tranquilo y al perdonar dejó vivo al rival, ahora con la fortuna de que los norteños se desesperaron y regalaron tarjetas rojas, una muy rigorista y la otra por una tontería de Thauvin al agredir a Gastón Silva.
La victoria significa frenar la mala racha de doce juegos sin ganar, pero sobre todo significa depender de sí mismo para el cierre de la temporada aunque el equipo de la Franja está obligado a ganar al menos uno de los dos juegos que le quedan para confirmar su lugar en la recalificación, mientras que para mejorar su posición en la tabla y aspirar a recibir ese juego requiere ganar a Pumas y América, pero para pegarle a los universitarios el próximo viernes en Puebla, los Camoteros otra vez van a requerir cuidar los “detalles”; Pumas está casi fuera pero sus escasas opciones pasan por ganar en la Angelópolis y aunque han sido una decepción los del Pedregal tienen una virtud que al Puebla se le complica: Buen juego aéreo, por lo que otra vez es uno de los puntos a mejorar esta semana. Nada como la victoria, nada como ganar “a lo Puebla”, pero esa frase también tiene un peligro: Evitar que se mejore, generar confusiones como las escuchan en las redes y que repiten los jugadores: “Ganamos por poner muchos huevos”, como si el otro equipo no los pusiera; los triunfos no se producen por eso, se producen por sorprender al rival, como lo hizo el Puebla en la primera jugada del partido, se generan por imponer condiciones porque lo otro lo ponen todos.
El guion fue el mismo, el final fue distinto, algunos actores mejoraron en su interpretación pero de cara al juego clave ante Pumas, el Puebla debe mejorar en los mismos “detalles” que han fallado todo el torneo y es importante señalar que pese al importante triunfo ante Tigres, el equipo de la Franja todavía puede salir de línea de recalificación por lo que sigue sin tener margen de error.
@abascal2