Una Europa nueva pone sobre la mesa la crisis energética. Una Europa que se ve desvanecerse desde cualquier punto del mundo y que se aleja de aquel modelo económico que construyó durante décadas. Por supuesto, Alemania es una de las economías que más lo está resintiendo, aún más con la llegada del frío y la falta de energía.

Fue este pasado miércoles que el canciller alemán, Olaf Scholz, y el presidente de gobierno español, Pedro Sánchez, se reunieron en el norte de España para discutir, entre otras cosas, su plan de construcción de un nuevo gaseoducto transpirenaico. Se trata de la primera ocasión en que el continente ve a dos mandatarios nuevos frente a una de las crisis más severas de su historia.

Scholz comenzó su participación hablando un casi perfecto español, pero ni eso pudo ocultar el tambaleo que existe entre la Unión Europea y el eje franco-alemán, ante la idea de alargar el gasoducto. Esto aunado al nuevo gobierno de Italia, el más ultraderechista desde la Segunda Guerra Mundial.

En la reunión se explicó el plan de acción, el cual tiene como propósito principal seguir presionando para lograr una mayor capacidad de interconexión de la península ibérica, y con esto mejorar su contribución de la seguridad de suministro del conjunto de la Unión Europea.

El gasoducto sería lo suficientemente grande y preparado para el hidrógeno a través de los Pirineos, y estaría listo para el 2025. Esto lograría un mercado interior de la energía realmente sólido dentro de la UE, alejado del gas ruso. Además que promete acelerar la transición ecológica y reforzar la autonomía estratégica.

Sin embargo, Francia no se nota tan convencida de la idea y sin su aprobación sería difícil continuar con el plan. Y es que el presidente galo, Emmanuel Macron, ha sentenciado que es justamente Francia la que hoy en día exporta gas a España, e insistió que lo que realmente se debería discutir es el camino hacia el hidrógeno y no seguir importando gas.

A pesar de que el canciller alemán asegure que esto contribuiría enormemente a aliviar la situación del suministro, Macron considera que la tubería de 300 kilómetros de longitud (que fue detenida en 2019) no es viable económicamente y es incompatible con las políticas medioambientales. Además, recordó que hay dos gasoductos entre España y Francia que han sido utilizados desde que inició la guerra con Ucrania.

España con esperanza

España parece tenerlo un poco más claro, pues al menos en la localidad de Mugardos existen seis grandes terminales de regasificación, donde hay gigantescos buques metaneros cargados de gas natural licuado que proceden principalmente de Estados Unidos, Argelia y Nigeria. Esto es también una pequeña gran esperanza para Europa.

Además se espera que para 2023, España ponga en marcha una séptima planta de regasificación en el puerto atlántico de la ciudad norteña de Gijón, donde la instalación podrá despachar más de ocho mil millones de metros cúbicos de gas natural, es decir casi el 15% del volumen que circulaba por el gasoducto desde Rusia a Alemania.

Esto aligeraría la búsqueda interminable del gas y la crisis que ya se siente en Alemania con la llegada del otoño. Un otoño gélido y más caro, en el que la mayoría de las familias han optado por no prender la calefacción y sustituirla por sábanas y ropa más abrigadoras.

 

@dianaegomez