La ejecución de cuatro personas en la junta auxiliar de San Francisco Totimehuacán ofrece un panorama incierto para los habitantes de la capital poblana.

Dos lecturas son obligadas a la luz de lo sucedido la madrugada de martes cuando cayeron abatidas las víctimas del mortal ataque, y flota un conjunto de dudas sobre los orígenes de la ejecución múltiple.

La primera de ellas es que el grupo armado tiene capacidad de fuego, logística y recursos. Si como se ha mencionadoutilizaron rifles semiautomáticos R-15, estamos ante la presencia de un grupo de la delincuencia organizada.

Poco tendrán que ver con los habituales grupos locales que se dedican a delitos menores, como robo de autopartes, robo a transeúnte o a casa habitación.

Quien posee recursos para pagar entre 600 y 3 mil dólares para adquirir un arma que fue característica para el combate en la guerra de Vietnam, también posee los contactos en el mercado negro para comprar pertrechos, cartuchos.

Sólo los grupos delictivos que se dedican al robo de combustible, en cantidades mucho más allá de las que losgrupos locales pueden sustraer, poseen esas características.

Lo mismo quienes tienen como principal actividad criminal el secuestro de víctimas de alto perfil o, en todo caso, narcotráfico.

A juzgar por las imágenes captadas en la locación en donde cayeron los cuerpos, se pueden advertir habilidades para el uso de ese tipo de armamento.

La práctica hace al maestro y el adiestramiento prevé ser otra característica de los integrantes del grupo de agresores.

Los impactos de bala en el muro y la cortina metálica del local en donde sucedieron los hechos son apenas unos siete. El atentado fue directo y preciso.

La sola mención de que se trató de un ajuste de cuentas entre bandas rivales, como lo especificó el presidente municipal, Eduardo Rivera, no sólo no ofrece consuelo, sino al contrario.

Existen otros datos porque en ese lugar la gente conocía a las víctimas, lo que desestima la apreciación de una disputa entre grupos antagónicos.

Entre los muertos está un integrante del Comité de Festejos de las Fiestas Patronales -una figura religiosa sumamente apreciada en ese tipo de comunidades por sus usos y costumbres-, dos más se dedicaban a la construcción y una cuarta víctima se dedicaba a la venta de tamales.

La ejecución de cuatro personas producto del uso de armas características de grupos delictivos con capacidad de fuego, logística y precisión significa que la delincuencia de alto calado en la capital no se había ido, y mucho menos contenido.

San Francisco Totimehuacán es una demarcación que se ubica en la mancha urbana de Puebla capital y ahí fue en donde este grupo delictivo estampó su firma.

De entre el conjunto de interrogantes que flota a horas de lo sucedido en la capital es si en los mandos de la Secretaría de Seguridad Ciudadana del municipio capitalino existía o no información de la presencia de grupos como el que perpetró el atentado por razones elementales: no pueden surgir, desarrollarse y realizar actividades criminales sin el conocimiento de los primeros respondientes.

 

@FerMaldonadoMX