Sentado en una piedra sobre el antiguo teatro romano de Alejandría, Habibi, uno de los guías en mi travesía por Egipto, habla con un grupo de mexicanos sobre el impacto de la pandemia de Covid-19.

“He llegado a pensar muchas cosas, porque en este país, no tuvimos todas las restricciones que se tuvieron en Europa o en América, y no vimos la cantidad de muertos que narraron los medios internacionales”.

Este guía, uno de los más críticos con los que platiqué durante la travesía por este exótico país, nos explica que los egipcios de El Cairo y muchas otras regiones han tenido que vivir durante toda su vida aspirando las arenas del desierto que yace pegado al Río Nilo y que han encontrado en ello una explicación no científica de lo ocurrido.

“Hay que decirlo, somos un país en el que no hay buena agua, porque es cierto no tenemos agua potable bien tratada, y estamos continuamente respirando la arena del desierto, que se come todo, hasta nuestros pulmones, vino esta enfermedad y pues, fue una cosa más”.

Habibi, egiptólogo egresado de la Universidad de El Cairo, va un poco más allá y habla del impacto de la pandemia en el continente y asegura que no fue tan dramático como pudo ser en otras regiones del mundo.

“Uno pensaría que África, por ser este continente que vive en atraso y algo olvidado, puede ser el escenario de una tragedia por este mal, pero no fue así. Aquí no hubo restricciones, seguimos nuestras vidas y las cifras de muertes no han sido como lo que supimos de zonas de Italia y España, por ejemplo.

Mientras apreciamos el arte romano hallado debajo de la tierra en esta ciudad egipcia más tirada hacia el Mar Mediterráneo y Europa, que hacia la influencia árabe asiática o africana, ponemos sobre la mesa nuestras realidades.

Hablamos de un México que no ha pasado la pandemia sin cifras elevadísimas de muertes, en donde el impacto económico e inflacionario, sumado a la guerra de Ucrania, ha sido doloroso para los bolsillos de todos y donde no se puede negar que hay una realidad militar que se ha apropiado del debate público mientras es dotada de poder.

La respuesta de Habibi nos hace ver la realidad del Egipto actual, comandado por un régimen militar bajo la figura de una república presidencialista.

“El Ejército está en el poder, y tienen presencia fuerte en todos lados, pero estamos mejor así, su presencia da estabilidad, algo que nos hacía falta después de tantos años agitados”.

Abdelfatah el Sisi llegó al poder luego de liderar el golpe de Estado que destituyó a Mohamed Morsi, primer presidente electo democráticamente tras la primavera árabe, pero impulsado por grupos extremistas islámicos hasta ser depuesto en 2014. El Sisi fue reelegido en 2018 para otro período presidencial y sigue gobernando hasta la fecha.

“Lo único que queremos es que nos deje en paz, que la región nos deje en paz. Que no haya más guerras, que no nos involucren en más conflictos para salir adelante. Las guerras son deudas y nuestro PIB está severamente comprometido”.

 

@Olmosarcos_