La coordinadora de Comunicación Social y Agenda Digital, Verónica Vélez Macuil, heredó odio y frustración de quienes, por conveniencia, habían sido aliados y con el paso de los días declarados enemigos de la cuarta transformación.

Más que un acto de justicia, el del muchacho que se duele de haber sido golpeado en campos de fútbol por el hijo de la funcionaria se trata de un desquite y cobro de facturas en contra de la mujer que, sin tener lazo sanguíneo, cosechó afecto y reconocimiento en su desempeño profesional y congruencia que se extiende de Miguel Barbosa Huerta a Sergio Salomón Céspedes.

Es probable el caso del jovencito presuntamente golpeado en un juego de fútbol, pero su caso ha servido de coartada para desahogar apetitos de grupo cuya honorabilidad está lejos de la proclama de justicia.

Se trata, en todo caso, de una acción concertada que tiene como rostro visible el de una mujer que se dice luchadora social, con sesgos partidistas, de nombre Rosa Corina Franco Díaz.

Detrás de la parte divisible de la mujer que encabeza la andanada se encuentran otros rostros conocidos en la esfera local, como Violeta Lagunes y Grace Palomares; la primera tiene vínculos estrechos con Enrique Doger, socio de Ignacio Mier Velazco; y la segunda con el morenovallismo más rancio y estuvo casada con Luis Tiffaine, segundón de Gerardo Islas Maldonado en Nueva Alianza.

La hoja de vida de Lagunes no deja lugar a duda, pues fue el brazo ejecutor de una campaña infame en contra de Miguel Barbosa que decía “AMLO sí, Barbosa no”, financiada por Eukid N, procesado por diversos delitos y por quien pesan dos sentencias firmes por más de 11 años de prisión en un penal federal de Gómez Palacio, Durango.

Abiertamente buscó ser candidata a la presidencia municipal por la coalición Juntos Haremos Historia en 2018, cuando fue apoyada por una organización fantasma denominada “Mujeres protagonistas al cambio 2018”, liderada por Corina Franco Díaz.

Violeta Lagunes no fue la candidata y ahí comenzó una feroz campaña contra todo lo que tuviera que ver con Andrés Manuel López Obrador y Miguel Barbosa. Los malos humores de la exdiputada federal panista, son alentados por otro cuadro priista que resultó damnificado de la tragedia del 24 de diciembre de 2018, Enrique Doger, con quien por allá de 2015 mantuvo relación más allá del plano institucional.

En mayo de 2015, la presunta activista con quien parece cerrarse esa alianza política, Rosa Corina Franco Díaz, cedió su lugar a la priista Graciela Palomares para ser diputada federal por el distrito XI.

Palomares es exesposa de Luis Tiffaine, en su momento uno de los más cercanos a Gerardo Islas Maldonado, sobre quien pesan sospechas fundadas de haber hecho un desaseo con el dinero para la atención de los damnificados de los sismos de 2017, y un jurado del morenovallismo.

La trama de las últimas horas reúne todos los factores para confirmar que el interés de la víctima de un pleito en un campo de fútbol no está en el primer plano, sino ver caer a quien, asumen, atraviesa por un periodo de vulnerabilidad, sin más instrumentos que la ponzoña y la ausencia absoluta de sororidad.