Sin atisbo de honorabilidad alguna, la maledicencia que esconde rostro, nombre y apellido detrás de anónimos, adversarios de la #4T y de Miguel Barbosa lograron colocar en el tablero de la discusión el estado de salud del gobernador poblano, fallecido al medio día de martes.
No era la primera vez que las condiciones físicas de Barbosa, divulgado por él mismo en reiteradas ocasiones, alimentó desinformación y falsas noticias repercutidas por quienes ejercen las malas artes de la política.
Detrás de la mala entraña que busca exterminio y eliminación del adversario estuvo siempre el ánimo de revancha, desquite y el clasismo que vio en la figura del político de izquierda el blanco perenne.
La ceguera que produce el enojo, soberbia y mala entraña nubló siempre la razón y análisis objetivo respecto de un perfil que se había impuesto a todo tipo de adversidades.
Ignoraron deliberadamente que había sido un 13 de diciembre de 2014 cuando Barbosa dio una sólida muestra de tozudez y resiliencia, cuando se la amputó el pie derecho.
Lejos de la auto conmiseración, ajeno al martirologio, quien en esos años presidía el Senado de la República regresó a conducir los trabajos de la Cámara Alta con aplomo, dignidad y una buena dosis de sentido del humor.
La coyuntura política obliga a un análisis más profundo por que perfila un futuro mucho mas allá de la inmediatez y la calentura irracional. Por ejemplo esta semana estuvo marcada por el informe ante el Legislativo, interrumpido por el deceso del gobernador.
Fiel a un estilo propio, Barbosa se había empeñado en evitar que esa cita en el Congreso fuera “el día del Gobernador”, como sucedió en otros periodos de gobierno macados por la fatuidad
La numeralia producto de los programas y políticas públicas que debían tener en sus manos los grupos parlamentarios correrán en paralelo a la política.
Administración pública y política definió bien a una administración que nació luego de la adversidad que propició en 2018 y 2019 un grupo caracterizado por el uso del dinero público como patrimonio propio.
Ejercer el gobierno con la ley en las mano fue siempre una de las características pues Barbosa estuvo convencido en ejercer la política, la administración, pero también la justicia, aún a costa de los de casa.
La nueva clase política a la que se refirió en la marcha del 4 de diciembre deja constancia del nuevo e inédito escenario en la esfera poblana, a despecho de quienes insisten en el empeño del descrédito en demérito de la política.
Miguel Barbosa hizo historia y futuro y quienes lo sucedan deberán estar a las alturas de esa expectativa.
En paz descanse.