Como cada proceso electoral, las encuestas de preferencia preelectoral se han convertido en un elemento indispensable para nuestro sistema democrático. Y año con año aumenta el protagonismo de las mismas, promovido por medios de comunicación, que a veces malinterpretan su utilidad y de plano pervierten su uso.
Hemos explicado que las encuestas de preferencia preelectoral no son instrumentos para predecir resultados de una contienda. Solo miden el sentir u opinión de una muestra representativa de una población determinada en el momento del levantamiento de los cuestionarios, y los datos obtenidos tienen vigencia temporal y pueden acercarse más o menos al resultado de la elección.
Las encuestas no predicen resultados, pero para los candidatos, partidos y sus equipos de campaña son una herramienta invaluable para ver cómo se está desarrollando la contienda, para ver qué se está haciendo bien, corregir errores, mejorar estrategias y ubicar zonas donde esté bien o mal posicionado el aspirante al cargo de elección popular.
En el proceso electoral que se avecina para 2024, las encuestas se han convertido en el elemento protagónico. Máxime si el partido con mejores preferencias al momento actual, Morena y aliados, ha dictaminado que todas sus candidaturas se definirán por… Encuestas.
Y las demás opciones también las están usando para medir en dónde se encuentran al momento actual en preferencias. Vamos, 2024 será la elección de las encuestas, de plano.
Por eso es bueno aclarar su utilidad y también ubicar perfectamente las metodologías válidas y certeras para conocer preferencias partidistas al momento actual. Lo digo y lo repito: La mejor y más certera forma de conocer preferencias partidistas o intención de voto por candidatos son las realizadas cara a cara, en domicilios o puntos de muestreo que respeten el filtro de la sección electoral, a muestras verdaderamente representativas de una comunidad o área geográfica.
¿Sirven o no las encuestas telefónicas? Son ejercicios rápidos y económicos para quien los realiza, orientan un poco sobre tendencias preelectorales, pero no son la metodología más certera por la simple y sencilla razón de que dejan fuera de la muestra a todos aquellos que no cuentan con teléfono.
Se han estado publicando muchas “encuestas” telefónicas en Puebla en las últimas semanas. Pero para mi experiencia, no son del todo confiables.
Pero sabemos que hay revistas y medios impresos que venden esos resultados a políticos que compran las portadas. Y ya han sido exhibidos varios de ellos. Lo sé, lo saben… lo sabemos.
Pero por favor, no insulten la inteligencia y los comentaristas de los ejercicios (periodistas y/o columnistas que la mayoría de ocasiones no tienen idea de lo que es realmente un ejercicio demoscópico-estadístico), no los malinterpreten ni los manipulen para favorecer a algún candidato por encargo. Todos nos damos cuenta. Por favor.