Un viejo conocido del aparato judicial en la región Puebla-Tlaxcala surgió en el llamado juicio del milenio que enfrenta Genaro García Luna, el zar contra las drogas de Felipe Calderón, en el cruento sexenio de 2006 y 2012.

Se trata de Edgar Bayardo del Villar, ex mando en la Procuraduría General de Justicia de Tlaxcala, en el periodo de gobierno de Alfonso Sánchez Anaya y luego designado para formar un agrupamiento especial contra el secuestro en Puebla, en la gestión de Mario Marín Torres.

Testigo estelar de la Fiscalía en el proceso que enfrenta el ex secretario de Seguridad Pública federal, el narcotraficante detenido en México en 2008, Jesús Zambada, hermano de Ismael El Mayo Zambada resucitó a quien fue ejecutado en un Starbucks de la colonia del Valle de la Ciudad de México.

En la Corte de Nueva York reveló que además de los 5 millones de dólares que entregó al imputado, también se pagaron 350 mil dólares para nombrar en altos mandos a Bayardo del Villar y a un sobrino de El Mayo de nombre Guillermo Báez Figueroa.

Edgar Bayardo del Villar fue ejecutado en 2009 cuando mantenía legal de de testigo protegido por su participación al servicio de El Mayo Zambada, pero antes de eso, en el inicio de la primera década del milenio ya había construido una leyenda negra en Tlaxcala y Puebla

Fue un promotor decidido del football americano colegial y se metió hasa la cocina en escuelas infantiles de la Universidad de las Américas, cuyos integrantes fueron equipados con los aditamentos más costosos del momento.

No obstante el alto perfil en la organización delictiva Cártel del Pacífico cuyos líderes fueron los hermanos Zambada, según el testimonio rendido por El Rey Zambada frente al Juez Cogan de Nueva York, Bayardo del Villar fue atento y cuidadoso en el trato con quien interactuaba.

La última vez que el columnista lo saludó en persona, estaba ataviado como un Rambo a las afueras del edificio de la Procuraduría General de Justicia, para particiar en un operativo antisecuestro en algún rincón de la mixteca.

Fue sonriente al encuentro mutuo, compartió algunos detalles del asalto que estaba por librar para liberar a una víctima de una gavilla de plagiarios y ofreció correr una invitación para llevar al autor de la columna a uno de esos rescates, que por supuesto no se produjo.

Desapareció de la escena y nunca nadie supo más de ese policía de élite del que ahora se puede confirmar, era un oreja de una de las organizaciones crimianles mas poderosas en ese momento hasta que poco antes de la muerte en Morelos del llamado “jefe de jefes” Arturo Beltrán El Barbas Leyva fue abatido por la Marina Armada de México, se produjo un enfrentamiento en Puebla con agentes de la Policía Ministerial de Puebla.

En diciembre de ese 2009 un amigo común me dijo que había guardado un whisky de 25 años de añejamiento que originalmente degustaría con Bayardo del Villar, ya ejecutado en la Del Valle, y bebimos el líquido espeso de malta en silencio.

Ni ese generoso anfitrión ni el columnista podíamos saber que el nombre de ese testigo protegido sería puesto otra vez, en primer plano en el juicio contra Genaro García Luna, afil de Felipe Calderón.

 

@FerMaldonadoMX