Con la ambición de llegar al nivel de Red Bull, tras una temporada 2022 marcada por los costosos errores de estrategia en carrera y los problemas de fiabilidad, la escudería italiana Ferrari presentó ayer su nuevo monoplaza en su sede italiana de Maranello.

La sequía parece interminable para el equipo con más títulos de la historia de la F1: el último título de pilotos se remonta al 2007 (Kimi Räikkönen), y el de constructores al 2008.

“Lo más importante para nosotros es colocar a Ferrari primero”, dijo en la histórica sede Maranello, en Emilia-Romaña, el francés Frédéric Vasseur, nuevo director de Ferrari en F1, llegado desde Alfa Romeo tras la marcha de Mattia Binotto en noviembre.

Con su tradicional carrocería roja con detalles negros, la versión 2023 del monoplaza – bautizado SF-23 – deberá demostrar una mayor fiabilidad que la temporada pasada, empañada por un gran número de abandonos.

“El objetivo es ganar, claramente”, dijo el monegasco Charles Leclerc, subcampeón del mundo y titular un año más de uno de los dos volantes de la marca del “cavallino rampante”, junto a Carlos Sainz Jr.

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“El año pasado, no es un secreto, el motor no era el punto fuerte (del coche). Hemos hecho un buen trabajo y estamos listos para la temporada”. Frédéric Vasseur, director de Ferrari.

“Más adelante, si en un momento del campeonato un piloto está claramente en la batalla por el título, estoy seguro de que el equipo hará lo posible para ponerle en las mejores condiciones”. Charles Leclerc, subcampeón del mundo.

DOS PRIMEROS PILOTOS

De momento, Ferrari sigue sin definir a su piloto principal, por lo que durante la presentación, Leclerc y Sainz se jugaron a cara o cruz quién daría unas vueltas con el monoplaza. Y fue el monegasco quien tuvo la oportunidad de sentarse al volante del nuevo Ferrari para pisar el acelerador ante 500 ‘tifosi’.