Los años tuvieron que pasar muy lentamente para que las verdades detrás de la masacre que padeció la comunidad de Allende, en el estado de Coahuila, fueran poco a poco develadas.
También se hizo a través de la plataforma Netflix, con la docuserie “Somos”, refugio de otras denuncias, donde ya hay una numerosa base de datos que cuenta este doloroso pasado.
El legado de la guerra contra el narco y los gobiernos que han convivido con ella y el rasero de la impunidad son denunciados con producciones como “Las tres muertes de Marisela Escobedo”, “Duda razonable”, “Los días de Ayotzinapa”, “A plena luz” o “Hasta los dientes”.
Más de una década atrás, en el año 2011, las vidas de los habitantes de un pequeño pueblo fronterizo cambiaron para siempre cuando la ciudad fue golpeada, sin aviso, por una tragedia provocada por una operación de la DEA que salió mal.
La trama se incrusta en las administraciones de la familia Moreira, escandalosamente señaladas por la irrupción de Los Zetas y la dominación geográfica del territorio del norteño estado.
Recientemente, el apellido de abolengo entre los priistas ligados al peñismo salió a relucir en el llamado Juicio del Milenio, que se lleva contra Genaro García Luna en la ciudad de Nueva York.
Ahí brincaron al escenario público las declaraciones de Héctor Javier Villarreal, secretario de Finanzas de Coahuila en el Gobierno de 2005-2011, quien asegura que supuestamente Humberto Moreira operaba para limpiar la imagen del policía del panismo ante los medios de comunicación.
“Lamento observar un relato tan disparatado por parte de un delincuente, el Sr. Héctor Javier Villarreal el cual, en sede judicial y bajo juramento, con facultades legalmente delegadas en los cargos que se le encomendaron, como Secretario de Finanzas del Gobierno de Coahuila”, refirió el exgobernador en un comunicado, como respuesta a su involucramiento en una trama de Gobierno, narcotráfico y sus ligas.
Apenas ayer visitó Puebla Rubén, el menor de los hermanos gobernadores priistas Moreira, para presentar un libro que versa sobre el “Jaque Mate al crimen organizado”, en el que presume una supuesta “estrategia multidimensional para la paz”, desarrollada en territorio coahuilense.
En entrevista posterior al evento, el político descalificó los señalamientos contra su hermano, aludió diversas inconsistencias entre lo declarado durante el juicio que enfrenta en Estados Unidos, Genaro García Luna.
Ahí estuvo rodeado de priistas y panistas, a quienes ahora llama aliados y con quienes departió la velada; dio instrucciones a la prensa sobre cómo cubrir la inseguridad y se vanaglorió de ser coordinador de los diputados federales priistas.
Nadie como él para hablar del combate al narcotráfico y de cómo se incendia una entidad por el trasiego de sustancias ilícitas.
Mientras en el archivo de la historia queda lo vivido, y apenas documentado, de la masacre de Allende ligada a la vida de los Moreira, para siempre.
@Olmosarcos_