Cuando el viernes pasado, el dirigente nacional de Morena, Mario Delgado, advirtió que las encuestas en Morena serán el único instrumento para determinar quiénes serán los perfiles que aparecerán en las boletas en la competencia electoral de 2024, en el imaginario de los asistentes a la reunión en Casa Puebla no hicieron sino pensar en Ignacio Mier Velazco, el coordinador del grupo mayoritario en San Lázaro.
“Para ganar una encuesta… pues ya no es tomando café en el Sanborns o con los políticos; o no es teniendo mucho dinero y espectaculares y lonas; no, es yendo abajo, con la gente, esa es la transformación”, dijo a los asistentes a ese encuentro al que convocó el gobernador Sergio Salomón Céspedes Peregrina.
Se trató del primer encuentro entre cuadros y liderazgos del partido en el poder a instancias del mandatario poblano, que decidió momento y lugar para tomar las riendas del proceso interno en Morena en circunstancias en que parecía salirse de control político y que el propio Mario Delgado reconoció.
El coordinador de los diputados federales de Morena, tan promovido en estos días en la zona metropolitana a través de los múltiples anuncios espectaculares, debió pasar un momento incómodo en la encerrona con los liderazgos del partido lopezobradorista que lo llevó a estirar el cuello y acomodar titubeante el nudo de la corbata, como suele ocurrir cada ocasión que se ve en medio de contextos fuera de control y alcance.
“Nosotros como dirigencia tenemos un gran compromiso, sabemos en dónde estamos parados, sabemos qué nos toca hacer: actuar con imparcialidad, con inclusión, con equidad; sin favoritismos, sin amiguismos, porque no podemos traicionar el compromiso que hicimos (…) una dirigencia no puede alterar la voluntad de la gente para favorecer intereses, nuestra responsabilidad. Morena tiene que ser un partido unido a un movimiento, no un partido, partido por intereses personales; tienen esa garantía, de que el pueblo manda, las encuestas van a decidir las candidaturas en el 24, la presidencial y aquí, en Puebla”, dijo enfático Delgado para luego estallar el aplauso de los asistentes.
Recordó el proceso interno en el que Miguel Barbosa había sido elegido mediante el mismo método de selección, aún y cuando ya en el imaginario colectivo existía la convicción de que el candidato de la elección para gobernador en 2018 sería el exrector de la Universidad de las Américas Puebla, Enrique Cárdenas Sánchez. “Luego se inconformó”, les dijo a los asistentes.
Debieron maniobrar con dificultad y sin resultado alguno quienes intentaron construir un imaginario que le era favorable al cacique de Tecamachalco, antes y después de esa reunión, en la que fue presentado, por primera vez en público, ante la dirigencia de Morena un nuevo actor de primer reparto, el secretario de Gobernación, Julio Huerta Gómez, notoriamente otro competidor en la contienda.
Varias fueron las conclusiones objetivas de ese encuentro inédito en la historia reciente: Céspedes Peregrina sentó a todos los actores de la política en Morena, que lo coloca como un gobernador con liderazgo legítimo; el presidente del Senado, Alejandro Armenta, deberá continuar con el trabajo a ras de tierra; Julio Huerta tendrá que intensificar el trabajo si es que busca ser competitivo, sin distraer su trabajo; Mier Velazco debería pensar la conveniencia de mantener la ostensible campaña en espectaculares; y Mario Delgado apoyar a la dirigente, Olga Romero Garci-Crespo, que ha hecho lo posible sin un solo peso de la dirigencia nacional.
@FerMaldonadoMX