Regreso a la escuela
La diputada federal, Julieta Vences, y muy probablemente su compañero de vida, Carlos Alberto Evangelista, ya tienen gallo… o corcholata para la presidencial de 2024, en la persona de Marcelo Ebrard Casaubón, secretario de Relaciones Exteriores.
No está nada mal abrir el juego, sobre todo cuando la cúpula de Morena adelantó el juego sucesorio, en el que además de Ebrard compite la jefa de Gobierno de la CDMX, Claudia Sheinbaum; el titular de Gobernación, Adán Augusto López Hernández; y el coordinador de los senadores de Morena, Ricardo Monreal Ávila.
Lo malo estriba en la mala ortografía que no permite siquiera escribir de manera correcta el apellido de quien ven con posibilidades de mantener a Morena en el poder. Una repasadita a la ortografía haría a Vences y su equipo darle mayor seriedad a su posición política.
¿Será?
Apostar a la desmemoria
La morenista Claudia Rivera Vivanco, que ya tomó como método de lucimiento la zona de los portales, volvió con el cuento de las buenas cuentas en la administración que le tocó encabezar entre 2018 y 2021, cuando la realidad dice exactamente lo contrario.
Para nadie es un secreto que los malos manejos, aunado a la falta de pericia para conducir un gobierno como el que correspondió liderar, produjeron que los habitantes de la capital castigaran a Morena para llevar al poder al PAN en la jornada electoral de 2021.
Rivera Vivanco lo ignora por conveniencia, o de plano sus limitaciones impiden ver la realidad en la que está inmersa.
¿Será?
Luz verde a cabilderos
En el seno de la Cámara de Diputados fue presentada una Comisión Empresarial de Asuntos Legislativos, en la que legisladores y representantes de la iniciativa privada se reúnan de una manera periódica para hablar de temas relacionados con el ámbito empresarial.
Mucho cuidado deberán tener los integrantes del Legislativo, porque la experiencia dice que los empresarios de aquí cerquita se les da la mano y se toman el pie completito.
Algo similar sucedió cuando se hicieron de un enorme predio en la Reserva territorial Quetzalcóatl-Atlixcáyotl, en el que no se hizo absolutamente nada.
¿Será?