Abbas Albakur espera en el puesto fronterizo de Cilvegözu. Este refugiado sirio, superviviente del sismo que arrasó el sur de Turquía, quiere ahora regresar a su país pese a la inestabilidad.

Tras huir de la guerra, numerosas familias sirias que vivían en Turquía desde hace años vieron su vida destruida de nuevo por el sismo del 6 de febrero, que dejó más de 41.000 muertos entre los dos países.

Abbas Albakur, de 48 años, cuenta que la casa en donde vivía en la provincia de Kahramanmaras, cerca del epicentro del terremoto, en Turquía, ha quedado completamente destruida. “En un minuto, se derrumbó todo”, recuerda.

“En Siria ha habido problemas desde hace 12 años. Pero ahora la mayor catástrofe está en Turquía”, dice mientras hace cola al aire libre con sus hijos y una gran cantidad de equipaje, con destino a la provincia siria de Idlib.

Casi cuatro millones de sirios se instalaron en Turquía huyendo de una guerra civil que devastó el país a lo largo de 12 años y mató a casi 500.000 personas.

Las 11 provincias turcas afectadas por la catástrofe del 6 de febrero acogen a 1,74 millones de migrantes, según la ONU.

Esta semana, Turquía permitió a los sirios bajo su protección -poseedores de documentos de identidad de alguna de las provincias afectadas por el terremoto- salir del país durante un periodo de entre tres y seis meses.

Según Omar Kadkoy, experto en Siria y residente en Turquía, gracias al cambio de la normativa los sirios pueden marcharse sin necesidad de obtener previamente un permiso de viaje.

Largas colas

El cambio de normas creó largas colas en el principal paso fronterizo que conduce a la provincia rebelde de Idlib, en el noroeste de Siria. Muchos de los presentes viajaban con sus familias y grandes cantidades de equipaje, a la espera de que el personal de seguridad les permitiera avanzar.

Un hombre jugaba con un niño lanzándo al aire mientras otros consultaban sus teléfonos celulares o fumaban.

Cuatro cadáveres en bolsas fueron bajados a una camioneta para ser repatriados a Siria, mientras decenas de viajeros esperanzados se apretujaban contra un tabique metálico a la espera de que se abriera el paso.

Mazen Alush, un funcionario del lado sirio del paso fronterizo, precisó el viernes a la AFP que, hasta el momento, los cuerpos de 1.528 sirios muertos en el terremoto habían sido repatriados.

Supervivientes como Mohamed Bekush, de 23 años, que llegó desde Antakya -otra ciudad turca muy afectada por el sismo-, relataron el horror del mortal terremoto.

“Perdí a cuatro hermanos. Regreso a Siria por tres o cuatro meses”, indicó. “Pero la situación tiene que arreglarse. Volver o no nuevamente aquí dependerá de ello”, añadió Bekush, que lleva más de dos años viviendo en Turquía.

Cerca de allí, Futhaim Sahab, de 60 años, estaba sentada sobre una pila de bolsas mientras esperaba a que se moviera la cola.

Detalló que regresaba a Siria a pesar de ya no tener un hogar en el país asolado por el conflicto. “Todos están bien, gracias a Dios”, dijo refiriéndose a su familia.

Otro de los que hacían cola, Jaled Shaieb, llevaba un cabestrillo blanco en el brazo izquierdo tras rompérselo en el terremoto.

“Voy a volver a Idlib por unos meses. Llegué a Turquía hace 10 años y todo iba bien. Luego se produjo el terremoto y todo desapareció”, explica.

Shaieb elogió a las autoridades turcas por su respuesta al sismo, afirmando que habían proporcionado a todos alimentos, ropa y refugio. “Nos repartieron a todos (tanto sirios como turcos) por igual”, subrayó.