Malos tiempos vive una de las instituciones de mayor tradición y cariño entre la sociedad poblana como el Instituto Oriente, la organización escolar que fundó la Orden Jesuita. La falta de pericia, habilidad y empatía de su rector, Gerardo Valenzuela Rodríguez, terminó por encender el enojo y la frustración de la comunidad de padres.

Como si se tratara de convencer a un grupo de integrantes de los pueblos originarios a partir de cuentas de vidrio a la llegada de los españoles, la Rectoría en manos de este integrante de la Compañía de Jesús ofreció un engañoso conjunto de bondades que madres, padres y tutores desdeñaron por insostenibles.

En el pecado llevó la penitencia este hombre de fe, porque la repulsa a la “bondadosa” oferta de no aplicar incrementos descomunales es casi generalizada no sólo por la desproporcionada decisión, sino por un conjunto de argumentos que resultaron falsos e insostenibles.

La primera inconsistencia surgió al inicio del comunicado fechado el pasado 3 de marzo, cuando se expuso que “damos las gracias a quienes de manera personal y, sobre todo, a través de las mamás coordinadoras con las que se tuvo un diálogo la noche de ayer, nos hicieron llegar sus inquietudes respecto al Reglamento de Colegiaturas”.

Valenzuela Rodríguez debe ignorar que los padres, madres y tutores no sólo no participaron de ese diálogo, sino que, además, resultó inexistente. La prueba irrefutable es la ausencia de una minuta escrita y firmada tras la reunión a la que se refiere el texto de dos cuartillas. Primera falsedad.

El texto sigue por el erróneo camino del engaño con argumentos que la comunidad escolar conoce con mayor profundidad y detalle. La Rectoría recuerda el difícil periodo de pandemia, el confinamiento como el paradigma de la bondad desinteresada detrás de una empresa educativa que ofrece dividendos.

El conflicto que vive el sistema de enseñanza del sector privado está lejos de vivirse intramuros y se trata del primer desafío para la oficina del encargado de despacho de la Secretaría de Educación Pública, José Luis Sorcia Ramírez, tras su designación en octubre del año pasado.

No sólo por el abuso del que se duele la comunidad de ese centro escolar al plantear incrementos en las cuotas que originalmente eran del 12 por ciento para el nivel preescolar, 21 por ciento para el alumnado de primaria, 11 por ciento para secundaria y 19 para bachillerato.

Al rector del Instituto Oriente, Valenzuela Rodríguez, lo trajeron en agosto del 2022 para apagar un incendio que amenazaba igual con la estabilidad en el interior del complejo educativo de San Manuel, sino con la imagen de un plantel apreciado por la sociedad poblana.

Fue cuando un caso de bullying en contra de uno de los alumnos denunciado por la madre del menor puso en la calle a Enrique Flota Ocampo, un cuestionado exfuncionario de la Fiscalía General del Estado, vinculado con los casos menos decorosos en el aparato judicial.

Antes de cumplir el primero año, este sacerdote jesuita está por provocar uno de los conflictos más agudos en el Instituto Oriente, y de manera innecesaria.

 

Parabólica.mx

Fernando Maldonado