El 21 de marzo se cumplieron seis años del feminicidio de una jovencita de nombre Minerva Calderón Hernández, a manos de una persona de nombre José Rodrigo Vázquez Barrientos, prófugo aún de la justicia.

Fue víctima de una indecible agresión. El análisis forense estableció que fue violentada sexualmente, recibió 70 puñaladas, fracturas en diversas partes del cuerpo y desprendimiento de cabello de quien fue compañero de estudios y frustrado pretendiente.

Existe una ficha roja en la Interpol y se enviaron oficios de colaboración al resto de las entidades del país con resultados nulos, lo que fortalece la percepción de que quien protege a este monstruo tiene capacidad económica e influencia.

La familia de la víctima del crimen de aquel 21 de marzo de 2017 tiene la convicción de que la evasión de las autoridades se debió a una acción concertada entre la familia del victimario, un par de médicos que laboran aún en un hospital privado de la zona metropolitana, la familia del exgobernador Antonio Gali Fayad y el exfiscal Víctor Carrancá.

Tenerlo presente es indispensable para evitar caer en la tentación de que todo pasado fue mejor. Carrancá fue el titular de la Procuraduría General de Justicia traído a Puebla por Rafael Moreno Valle, el líder de ese grupo político que pretendió perpetuarse en el poder y extender su presencia hasta la Presidencia de México.

Suponer que el enfermizo modernizador de la vía Atlixcáyotl dejó un estado pujante no resiste el más elemental de los análisis socioeconómico, pero la grandilocuencia de sus adictos que pululan dicen lo contrario.

Gali Fayad es la manzana de la discordia, que en las últimas semanas se disputó un pequeño grupo de militantes en Morena, y a quien Mario Riestra Piña, sedicente precandidato a la presidencia municipal de la capital en 2024, dijo que en el PAN “se le quiere bien” (sic).

Víctor Carrancá Bourguet, el procurador de Justicia de gustos extravagantes al grado de tener chef las 24 horas del día en el piso tres del edificio de la 31 Poniente y bulevar 5 de mayo, fue quien alentó la coartada para liberar al régimen del asesinato de José Luis Alberto Tehuatlie Tamayo en Chalchihuapan.

Minerva Calderón fue estudiante en la Universidad Iberoamericana campus Puebla. Existe material gráfico abundante del feminicida que arrebató su vida, y no obstante el atroz atentado que ocurrió en el mes de la conmemoración del Día Internacional de la Mujer, sigue evadido.

El caso fue colocado en el traspatio de las autoridades de hace seis años, cuando Fayad y Carrancá despachaban en Casa Puebla y la Fiscalía General del Estado, respectivamente, como herencia funesta del morenovallismo.

Fueron incapaces de echar tierra a demandas de justicia en el caso del feminicidio y violación de otra jovencita ocurrido seis meses después de ese 2017, en septiembre, con Mara Fernanda Castilla Miranda, por una razón de pesos y no de peso: el homicida fue un pobre diablo conductor de un auto de alquiler por quien ningún actor político movió un dedo.

 

@FerMaldonadoMX