En Puebla ya se dilucidan repercusiones por la trágica muerte de 40 migrantes ocurrida en un albergue de Ciudad Juárez, Chihuahua.

Tanto en el Gobierno del Estado, como en la sociedad y en las Iglesia Católica, se extendió una condena unánime a los hechos acaecidos la noche del lunes.

Tras mostrarse las imágenes de los fallecidos cuando quedaron atrapados en estación del Instituto Nacional de Migración, la secretaría de Gobernación estatal, informó que realizará rondines en los espacios que albergan migrantes en su trayecto al centro del país.

El titular Julio Miguel Huerta advirtió que, aunque se trata de un asunto federal, es necesario revisar que no vaya a ocurrir una tragedia similar en el territorio poblano.

“En Puebla no hay estaciones migratorias, pero sí hay espacios, algunos albergues preparados para los migrantes, necesitamos revisar”, señaló en entrevista el día de ayer.

ARQUIDIÓCESIS

La arquidiócesis de Puebla lamentó la tragedia en Chihuahua, por lo que pidió a las autoridades evitar imponer este tipo de medidas que limitan la movilidad.

” Instamos a que las políticas migratorias no sean de contención y eviten imponer medidas privativas de la libertad a las personas que se encuentran en contexto de movilidad humana”.

La iglesia católica confió que este tipo de tragedias no vuelva a ocurrir y pidió por la recuperación de los 29 heridos, quienes se reportan en estado crítico.

“La Dimensión de Movilidad Humana de la Arquidiócesis de Puebla lamenta profundamente el fallecimiento de 40 hermanos migrantes y el estado crítico en el que se encuentran otros 29 como consecuencia del incendio en la Estancia Provisional del INM en Ciudad Juárez”, indicó en un comunicado.

Asimismo, la Arquidiócesis hizo un llamado al Gobierno, las instituciones y la sociedad civil a solidarizarse con quienes se ven obligados a migrar a otros lugares en buscar de mejores condiciones de vida.

“Motivamos a que se realicen acciones que garanticen la vida, la libertad y la integridad de los migrantes”, añadió.

 

 

Jesús Olmos y Liz Hernández