El papa Francisco conmemoró este lunes el décimo aniversario de su pontificado con una serie de entrevistas y un pódcast en el que critica a los estados totalitarios, en particular a la Nicaragua de Daniel Ortega, que amenaza con suspender sus relaciones con el Vaticano.
El jesuita argentino Jorge Bergoglio, se convirtió el 13 de marzo de 2013 en el pontífice número 266 de la Iglesia católica, al suceder al alemán Benedicto XVI, el primer papa que renuncia desde la Edad Media.
“Se siente como si fuera ayer”, confesó Francisco, el primer papa latinoamericano de la historia, en un podcast transmitido este lunes por el medio oficial del Vaticano, Vatican News.
Líder de una Iglesia en crisis, el exarzobispo de Buenos Aires, un pastor que no formaba parte de la influyente Curia Romana, apostó por la transparencia económica y la “cero tolerancia” ante los abusos sexuales, a la vez que respeta las posturas más tradicionales respecto al celibato, el aborto, el matrimonio gay y la homosexualidad.
Severo crítico del neoliberalismo, el imperialismo y los conflictos militares, el Papa argentino se identifica con la justicia social, que defiende a los últimos, a los migrantes que huyen de la guerra y la miseria y que es sensible a la ecología y a la naturaleza.
Durante estos 10 años, el pontífice tomó posiciones sobre la actualidad política internacional, denunció la situación en Ucrania desde el principio de la guerra y se ofreció como gran mediador.
En las numerosas entrevistas concedidas con motivo del décimo aniversario de su pontificado, volvió a abordar el tema de la guerra. “Paz. Paz para la Ucrania mártir y para todos los demás países que sufren el horror de la guerra, que siempre es un fracaso para todos”, pidió.
DESAFÍOS PENDIENTES
La batalla contra la cultura del abuso sexual, cometido contra menores por parte de miembros de la Iglesia, es uno de los desafíos más dolorosos.
Si bien levantó el secreto pontificio, se reunió con víctimas y obligó a los religiosos a denunciar los casos a la jerarquía, la pederastia es la piedra en el zapato de su pontificado. Las asociaciones de víctimas exigen medidas más contundentes.
¿Y qué desea para sí mismo? “Que el Señor tenga misericordia de mí. Ser papa no es un trabajo fácil. No se puede estudiar para hacer este trabajo”, respondió.
A los 86 años y una salud frágil que le obliga a moverse en silla de ruedas, Francisco no ha descartado la posibilidad de renunciar, como su antecesor Benedicto XVI. “Por el momento no lo tengo en mi agenda”, aseguró el mes pasado a la revista jesuita La Civiltà Cattolica.
CON INFORMACIÓN DE AFP