El 28 de marzo, la embajada de Rusia en Suecia publicó en su página de Facebook y en Telegram un comunicado titulado “Un paso sueco hacia el abismo” en donde se incluyó una amenaza explícita a Suecia y Finlandia. Según el texto, “tras la adhesión (de ambos países a la Organización del Tratado del Atlántico Norte, OTAN), la longitud total de la frontera entre Rusia y la OTAN casi se duplicará”, por lo que se convertirían en “un objetivo legítimo para las medidas de represalia rusas, incluidas las de carácter militar”.
Asimismo, se puntualizó que “no se debe descartar que el deseo de la OTAN de luchar contra Rusia ‘hasta el último ucraniano’ lleve a una situación en la que simplemente no queden ucranianos para luchar y el bloque decida entrar de lleno en el conflicto. En tal caso, los suecos serían atraídos y enviados a morir por los intereses de otras personas”.
En respuesta, el Ministerio de Asuntos Exteriores de Suecia anunció el miércoles que convocó al embajador ruso, Viktor Tatarintsev, a Estocolmo, “para que tome una posición clara contra el aparente intento de influencia de Rusia” en el proceso de membresía sueca en la OTAN. El ministerio que encabeza Tobias Billström cerró el comunicado con una frase: “Sólo Suecia determina su política de seguridad”.
En contraste, el Ministerio de Asuntos Exteriores finlandés se limitó a anunciar vía Twitter que el ministro Pekka Haavisto tuvo una “buena conversación telefónica con (…) Billström” en la que compararon “notas sobre la próxima reunión de ministros de Relaciones Exteriores de la OTAN en Bruselas, el próximo martes”.
Tras la invasión rusa a Ucrania, Suecia y Finlandia rompieron décadas de neutralidad al presentar solicitudes de ingreso en la alianza de defensa colectiva en mayo de 2022. En el caso de Suecia, que no tiene frontera terrestre con Rusia, el parlamento dio su aprobación (269-37) el pasado 22 de marzo a la futura adhesión a la OTAN. Sin embargo, su membresía aún requerirá de la aprobación tanto de Turquía como de Hungría, los dos miembros que aún no dan “luz verde” a su ascenso (el artículo 10 del Tratado establece que se requiere unanimidad entre los 30 miembros para admitir a otro).
En el caso de Finlandia, que comparte más de mil 300 kilómetros de frontera con Rusia, el parlamento húngaro aprobó el lunes pasado la membresía de los nórdicos (182-6). En las siguientes semanas, se espera que el parlamento turco también apruebe la membresía de Finlandia y que ésta se concrete.