24 Horas Puebla

Ese alcalde sí se ve

Nos mandan a decir a la H. Redacción —tan incrédula— de este periódico, que Eduardo Rivera Pérez está haciendo las cosas bien y tan es así, que es bien recibido en sus reuniones tanto en el municipio como en el interior del estado. Que no hay dudas de su proyecto político y que sus seguidores tampoco duden ni un ápice que está metido de lleno en dos carriles: sacar adelante la ciudad de Puebla (entregar buenos resultados) y convencer a la gente en el interior del estado de sus bondades como alcalde de la Angelópolis.

Los mismos que nos pasaron el recado para el equipo de investigadores, antropólogos, psicólogos de la H. Redacción nos dicen que hay una estrategia muy clara de lo que se ha desarrollado en materia administrativa, así como en materia política. Que nadie cuestione que Lalo Rivera está como la canción de Enrique Guzmán: “paso a pasito llegaré”, porque como bien dicen los que nos mandaron el mensaje: el chiste no es llegar primero sino hay que saber llegar.

Servidos.

¿Será?

Su grafitero de confianza

A ver a ver, tanto escándalo por los grafitis de que si es Claudia, que si ahora es Adán, que si Julio, que si Nacho, que su mueblero de confianza que los propios militantes de Morena nomás nos están viendo la cara de tarugos y se ríen a carcajadas de todos. Las pintas ahí siguen. No están violando la ley electoral porque no se ha regulado que se usen bardas, así que si le vienen a contar cositas malas ni les haga caso, que es cierto que ponen feas las calles, la neta, la neta, la neta se ven horribles. Que esto define una contienda, la neta, la neta, la neta, no. Nada más se ve espantoso. Eso sí, hay que reconocer que los panistas cuando fueron a borrar sus pintas terminaron haciendo el caldo gordo.

¿Será?

Frágil, con cuidado

Hay dos tipos de trascendidos: los que no dicen nada y los mala leche. Este espacio últimamente ha provocado agruras a varios de sus protagonistas quienes se quejan, patalean y hasta gritonean. Será que los políticos, aunque tengan más de 50 años, ya se contagiaron de la generación de cristal. ¿Son frágiles? ¿Se rompen muy rápido? ¿Será que se les olvida que son entes públicos?

¿Será?