Nicolás Maduro, presidente de Venezuela, descartó un aumento al salario mínimo equivalente a 5.25 dólares, el más bajo de América Latina, pero anunció bonificaciones mensuales “de guerra” por 60 dólares.
El mandatario encabezó una manifestación por el 1 de mayo en el centro de Caracas, donde más temprano opositores también protestaron contra lo que llamaron “salarios de indigencia”.
“He venido madurando cómo mejorar los ingresos en el transcurso de estos meses hasta que podamos tener la fortaleza financiera y dar un golpe definitivo en la recuperación del salario del trabajador venezolano”, dijo Maduro, que se hace llamar “presidente obrero”, y responsabiliza a las sanciones contra su gobierno de la crisis que atraviesa el país.
“Debemos llevar el Cestaticket (bono de alimentación) mucho más arriba y equilibrar estos 60 dólares.
Llevar el Cestaticket a 40 dólares mensuales, y el bono de guerra a 20, 60 dólares redondeados como mínimos, además del salario”, siguió el mandatario desde una gran tarima rodeado de ministros y dirigentes del chavismo.
“Es un plan de resistencia del ingreso que nos debe llevar más temprano que tarde a la recuperación del salario”, aseguró.
Maduro decretó el último aumento salarial en marzo de 2022, cuando pasó de 7 a 130 bolívares. En ese momento equivalía a poco menos de 30 dólares, pero desde entonces la moneda venezolana se desvalorizó 82%.
El mandatario aclaró que los 60 dólares en bonificaciones serán de hecho indexados a la tasa de cambio oficial. De cualquier forma, está lejos de los 510 dólares que cuesta la cesta alimentaria, según estimaciones privadas.
Venezuela está sumida en una profunda crisis económica, agravada con las sanciones, que incluyen un embargo petrolero.
CON INFORMACIÓN DE AFP