En el Poder Judicial del estado no se ha dicho la verdad completa y sólo se ha juzgado (qué contradicción) de manera reduccionista a Carlos Palafox Galeana quien sí ha dado la cara ante las acusaciones de los trabajadores.
El problema de fondo es el dinero.
El maldito dinero.
Lo que no suena lógico, suena a metálico, pues.
Algunos magistrados están molestos porque la reforma al Poder Judicial que hizo Miguel Barbosa les quitó operación económica y política.
Hasta antes de la reforma, un magistrado le ordenaba a un juez: “quiero que me arregles este tema de esta forma, que el fallo sea a favor de tal, o que le des largas. Sino lo haces, te corro y te aplico la ley”. Al juez no le quedaba más que aceptar la orden ante la amenaza del togado.
Mientras eso ocurría el magistrado ya había aplicado el artículo 500 de la Ley que consiste en cobrar 500 mil pesos por debajo de la mesa.
Ahora las cosas cambiaron, si el magistrado se le ocurre decirle eso a un juez, este puede incumplir con la orden y dictar sentencia según lo que haya estudiado del caso, pues quien lo supervisa ya no es el Tribunal Superior de Justicia (TSJ) sino el Consejo de la Judicatura.
Es cierto que muchas de las demandas de los trabajadores que se fueron ayer a paro son legítimas, nadie los minusvalora, sabemos qué es cobrar poco y hacer mucho, pregunten en cualquier redacción seria de cualquier periódico, cualquiera.
Lo que sorprende es que por primera vez salgan a protestar, a quejarse de problemas que se generaron desde la época de Rafael Moreno Valle quien les quitó a los empleados del Poder Judicial compensaciones extraordinarias y los dejó en la miseria a empleados que todo el día están ahí metidos en Ciudad Judicial.
¿Por qué no se fueron a paro cuando gobernaba Moreno Valle, o Antonio Gali, o Pacheco Pulido y Barbosa?
Porque sus jefes, los magistrados, cobraban en nómina y por fuera. Hoy para ellos, Palafox Galeana es el malo de la película, pero, honestamente, no lo es.
Palafox salió a dar la cara, atendió todo el tiempo a los inconformes, soportó periodicazos, gritos y enfrentó acusaciones. Logró acuerdos que los trabajadores rompieron.
La reforma al Poder Judicial fue para lograr equilibrios, acabar con la corrupción en los jueces y magistrados, para erradicar viejos vicios.
Entre los abogados se han creado mafias. Y hay un grupo de magistrados que quieren recuperar el dinero que se les quitó para la operación. Margarita Gayosso, al parecer, responde a intereses del pasado que siguen incrustados como lapas en el Poder Judicial.
Una apreciación personal, mientras los trabajadores se quejaban, jamás la presidenta del Tribuna salió a dar la cara, pues tenía cosas más importantes que atender.
Palafox jamás abandonó a los empleados del Poder Judicial. Él arregla temas que no eran suyos. Se los heredaron.
Un detalle extra: él siempre le dio su lugar a Margarita Gayosso. No ha conjurado en contra de ella ni en contra de ningún magistrado.
Ha sido decente, quizá, ese sí sea su error, ser buena gente en medio de una tierra de lobos y de hienas.