24 Horas Puebla

Ya lo dijo José Alfredo Jiménez: “La oposición empieza llorando y así llorando se acaba, aquí como en este mundo, la oposición no vale nada”.

La oposición está derrotada. No sabemos en qué fase de la aceptación esté en este momento: negación, ira, negociación, depresión, aceptación. Miren ustedes, domingo por la noche, Javier Lozano Alarcón nos sorprendió con una sonora mentada de madre contra el gobernador del Estado de México.

—¿Sonora?

—¡Sonorísima!

Bueno, el autor de esta columna —quien tiene boca de carretonero— la iba a transcribir y se apenó, pero más fácil, miren: entren al Twitter de Lozano (no lo sigan porque tampoco es publicidad gratuita) y si pasa el del gas lean lo que escribió después de la derrota en Edomex en voz alta y si se sonroja el camarada gasero, bueno ya me entenderán, en una de esas hasta gratis les sale un tanque de 20 kilos.

También leímos por ahí unos mensajes de Claudio X. González y de Denisse Dresser, esos nada léperos como los de Lozano, que parecen salidos de alguna cinta de ficheras y ni eso fíjense, al menos los de las ficheras a veces hasta nos hacían reír.

No, nos referimos a la justificación de la oposición.

A su incapacidad de aceptar que están mal.

A esa falta de empatía con la gente y de admitir públicamente que están derrotados, que su sistema de partidos ya caducó, que son los mismos de siempre que se reparten los puestos, que ahora con el tema de las reelecciones también existe rechazo.

Y si nos ponemos más exquisitos con las nuevas monarquías que pretenden hacer en los municipios es exactamente igual, sino queda el actual gobernante ponen a su esposa de candidata o a su hijo como ocurre en Chignahuapan, que la familia Rivera abusa del erario y como si nada, o en Teziutlán que el alcalde ya es un cacique porque ya encontró un califato en esa región.

Regresemos al punto, la oposición aún no entiende que perdió. Salió derrotada. Fracasó.

¿Qué tiene que ver con Puebla para 2024?

Ufff, muchísimo.

Resulta que el PRI es un partido que ya no tiene mucho qué ofrecer más que dos o tres cuadros valiosos, pero nada más. Es un animal que aún vive pero que ya está acorralado, disminuido, perseguido y con una pésima imagen de corrupción que no se la puede quitar.

Es una rémora pegada a la espalda del PAN y que no le aportará mucho y le exigirá demasiado. Salvo dos o tres personajes valiosos en sus filas, porque sí los hay, el PRI está disminuido. Y, aunque en el discurso esté con Acción Nacional, en la práctica está más cercano al gobierno de Morena.

Queda claro que el panismo no genera cuadros. Sólo es una sola voz y así deberá ser. No habrá reparticiones entre grupos y un solo equipo se quedará con las candidaturas a la gubernatura, senado, diputaciones federales y alcaldía de Puebla y zona conurbada.

Si Acción Nacional hace un verdadero ejercicio de autocrítica y saca un candidato que convenza, entonces Morena sí tendría serios problemas el año que entra, pero tendría que mostrar un discurso fuerte, contrastante y que rompa la inercia porque no es apatía ciudadana ni que los gobernadores no salen a operar, sólo es que el abstencionismo es una muestra de que nomás nadie convence.

Hay que aclarar lo siguiente: Morena en Puebla tampoco trae supercandidatos a las alcaldías y diputaciones, muchos de sus legisladores lo único que saben hacer es echar porras y tomarse selfies, nada más. Y conjugar el verbo aquel del arrastrado.