24 Horas Puebla

Un tal señor Bot

Durante una legislatura, que la H. Redacción no recuerda exactamente cuál, en el tercer piso de la sede del Congreso del estado (5 Poniente 122, para ser exactos) fueron contratados varios egresados de diferentes carreras. A cada uno de ellos, se les dio una computadora y el secretario el particular de un diputado que quiso ser presidente municipal les dictaba a esos minions todos los ataques, difamaciones, denuestos y leperada y media.

A cada uno de los jóvenes se les pedía que armaran algún perfil falso para sus cuentas de Twitter y se les decía a quien atacar, de quien burlarse, a quien desquiciar a quien humillar. Se valía de todo hasta involucrarse en la vida privada, si fuera necesario, burlarse si eran altos, chaparros, gordos, flacos y un largo etcétera.  A los jóvenes contratados se les daba algo para sus combis o camiones y a veces para una torta y un refresco. La H. Redacción ya escuchó de viva voz de uno de los contratados cómo se operaba. Lo cierto es que el diputado ya fue a llorar para que no lo ataquen, ¿será que le espera algo peor en algún tiempo? ¿Será que no sólo de bots vive el hombre?

¿Será?

Lo que te choca, te checa

Y ya que hablamos de bots, la H. Redacción recuerda que en el morenovallismo se hacía la misma práctica pero desde las oficinas de Sicom, y que eran comandadas por Marcelo García Almaguer, a quien le va mejor ahora que está en Aguascalientes. Lo que nunca se entendió es ¿tanto que criticaron al morenovallismo y ese diputado, cuya H. Redacción aún no recuerda su nombre, terminó con las mismas prácticas? ¿Alguien ya se dio cuenta que en lo que llevamos del actual gobierno, muchos de esos bots ya desaparecieron?, ¿será que los encargados de hacer las guerras sucias contra políticos, empresarios, activistas y periodistas ya no les abren la chequera?

Ya son muy pocos y contados. Es curioso, ¿no? ¿Será?

El mono araña

¿Qué aspirante a la alcaldía de Puebla ya le fue a gritonear a dos encuestadoras porque no lo han medido? Resulta que uno de esos personajes bisoños de la política llamó telefónicamente a un par de consultores para reclamarles porque no lo han valorado en sus estudios que se han dado a conocer.

En ambos casos preguntaron:

—¿Y quién es usted?

—Yo soy diputado.

—Mucho gusto.

Después del reproche telefónico, esas compañías siguen sin subirlo a los estudios demoscópicos porque ni lo conocen y porque ni aparece en las preferencias electorales.

Ya lo dijo el clásico: “un gran poder conlleva una gran responsabilidad” ¿Será?