24 Horas Puebla

Que Francisco Fraile García admitiera en 24 HORAS PUEBLA que sí hubo fraude electoral en 2018 provocó que el morenovallismo casi, casi pidiera su salida del PAN, que él en respuesta agachara su cabeza, pidiera perdón y tratara —inútilmente— de desmentirse porque no soportó que en su propio partido le aventaran de escupitajos en redes sociales y en la cuenta de consejeros albiazules que tienen en WhatsApp, como se filtró la semana pasada.

Fraile haciendo un Fraile.

No es la primera vez que se echa para atrás: Cuando contendió en 2004 contra Mario Marín por la gubernatura, en el debate organizado por el IEE que estuvo más que manipulado para favorecer al priista, él panista se quedó callado. Nunca quiso denunciar los dados cargados y, en vez de confrontar a su oponente, se achicó.

Su papel, en esa época, fue desastroso.

Él siempre dice lo contrario, pero como reporteros, lo vimos y vivimos de cerca. Él presume su “honroso” segundo lugar, pero al final no ganó y nadie recuerda en los campeonatos a los perdedores, únicamente a los triunfadores.

En esa época, al final, no le fue mal al Pastor, pues hasta inauguró un restaurante llamado Casa Puebla en uno de los portales del zócalo y fue invitado el gobernador Mario Marín Torres, quien no llegó, pero sí mandó a un representante en su lugar.

Fraile haciendo un Fraile.

La razón por la que esta vez, muchos panistas y, en especial, los familiares de Martha Erika Alonso se enojaron, según trascendió, es que el Pastor ya no estaba en el ánimo de Moreno Valle. Lo ignoraba y ninguneaba. Sin embargo, la entonces candidata, para demostrar que era distinta y que con ella habría mayor apertura hacia la base panista, lo buscó y le tendió la mano para incluirlo.

Muchos no estaban contentos con la decisión, pero la respaldaron. Ahora se entiende por qué el viernes por la mañana Florentino Alonso, hermano de la exgobernadora, dijo en su cuenta de Twitter: “Te enredas en tu lengua; y por alguna razón que saldrá a la luz, te metiste en estas aguas. ¡Al tiempo, Judas!  ¡Mientras tanto, tienes el más profundo desprecio y baja estima de mi parte! (SIC)”.

En 2018, se crearon dos realidades alternas: la jurídica, que concluyó con que Martha Erika Alonso tomara protesta como la primera gobernadora del estado y la histórica en la que Rafael Moreno Valle Rosas usó el aparato del gobierno, contratara a pandilleros para amedrentar al electorado, aparecieran camionetas —supuestamente de Fiscalía— con boletas y terminara todo en un zafarrancho en el Hotel M y M.  Y un proceso de impugnación larguísimo que generó un gobierno deslegitimado.

La versión jurídica nunca se cuestionará. Sólo quedará en tela de juicio la actuación y la votación de los magistrados del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF), pero ellos fueron los árbitros y ellos dijeron que no hubo elementos para anular los comicios.

Recuerdan aquel grito de “No era penal”, pues algo así pasa aquí.

De la verdad histórica, no importa lo que digan y piensen los blanquiazules, porque percepción es realidad.

¿Hizo bien Fraile en poner en la mesa de debate el presunto fraude electoral?

Hizo bien.

Lo malo es que se “norteó” y se desmintió. Si hubiera aguantado más las presiones, acusaciones, insultos, si se mantenía firme y su fin no hubiera sido sólo para generar un golpe mediático para obtener una candidatura a lo que sea, se hubiera visto congruente, pero le pasó como en  2004, se achicó.

Originalmente su tirada era contra Franco Rodríguez Álvarez porque supuestamente se iría a apoyar la candidatura de José Chedraui Budib ya sea en Morena o en su satélite Fuerza por México, su plan era limpiar al PAN de lo hecho en 2018, pero agachó su cabeza.

Ni modo, “ahí será para la otra”, diría el clásico.