Oh, buen señor, escúchame,
a la hora de tu nominación, háblame
frente a los periodistas, abrázame;
a tus sucesores, preséntame
para que, con tus demás servidores,
te complazca, te alabe y te trabaje
por los sexenios de los sexenios.
Amén.
(Plegaria a un diputado, Óscar Chávez, Parodias políticas Vol 2, 1995) Se puede escuchar en Spotify, aprenderla de memoria.
Ahora que pase el tema nacional y se aterrice a la elección local, ¿qué se necesitará para ser un buen matraquero? Consultamos con un experimentado equipo de arrastrados, queda bien, comecuandohay, saltapa’tras, diputados locales, alcaldes, regidores y periodistas poblanos y hemos ido confeccionando este Primer pequeño manual para ser el matraquero de confianza, no es sencillo perderle el asco, pero una vez que lo prueben y piensen que sabe a pollo, será como un día de campo, porque vivir fuera del presupuesto… ya se la saben, así que pongan atención, es por su bien.
Paso número uno: si usted es todo un señor o señora columnista, debe salir en su Twitter a justificar hasta los nombramientos más ridículos que hagan en la dependencia de su candidato (jefe), faltaba más.
Muerda. Enseñe los dientes y en su mediano español escriba algo así como “¡Ora ya!, ¡ya me salieron muy santos, muy puros, muy profesionales! ¡Ora, ya!”, cuando cualquier tuitero lea su post lo hará en el tonito de la Lady Tepito, es más, usted haga el ejercicio y pronúncielo en con ese acento. Recuerde cómo hablaba El Pichi con Chachita en Nosotros los pobres.
Paso número dos: Si viene la candidata presidencial tómese la foto y súbala a redes y escriba uno de esos textos cursis, típicos de un diputado local: “Trabajamos en conjunto con la jefa de la Cdmx para el beneficio de las y los poblanos”. Siempre debe poner “las y los”, por ejemplo, suba la típica foto comiendo tacos (que ya nadie le cree) y escriba: aquí con las y los de suadera, las y los de nenepila, las y los de bofe, las y los de…”.
No hay matraquero que no diga las y los, es parte del ejercicio del poder. Me estoy rascando las y los tepaljuanas, por ejemplo, ad infinitum.
Paso número tres: para perderle el asco a ser parte de la oficina de porras y confeti diga las siguientes palabras frente al espejo cuando se ve en la mañana. Este será su nuevo mantra: “Todos somos matraqueros hasta que se nos demuestre lo contrario”. “Todos somos matraqueros hasta que se nos demuestre lo contrario”.
No se crea, no es fácil tragar sapos sin hacer gestos, los profesionales ya llevan años en esto de vivir en la ignominia y, por eso, les sale tan bien y sobre todo tan natural.
Paso número cuatro: si usted es presidente municipal debe enseñarle a sus acarreados a gritar dos cosas: “¡go-ber-na-dor!”, “¡go-ber-na-dor!”, ese debe ser usado para cuando llega el gobernador y el candidato, ahí queda bien con el jefe y con su sucesor, es como cuando a su esposa y a su amante le dice “mi amor”, así no se mete en broncas.
La segunda cosa es que cuando llegue el que regala arbolitos, mande unos que le griten eso de “¡go-ber-na-dor!, ¡go-ber-na-dor!” si va el morenacho, que sus amaestrados le digan lo mismo, si aparece hasta uno del PAN, mande a otros, usted no se comprometa, sea como robot: diga a todo que sí, sonría y mande los mismos acarreados para todos. Nada más que cuando griten las palabras mayores que las escuche la prensa.
Parece que ya van a hacer robots para los acarreos.
Paso número cinco: Si usted es reportero y quiere ascender cuando sea el acto oficial calcule números arriba de 50 mil, si el aspirante va en contra de la línea diga que fueron cien. Su bolsillo se lo agradecerá.
(continuará…)