24 Horas Puebla

No se dejen engañar.

Desde el pasado fin de semana, una chica de nombre Andrea Ortiz Montes de Oca distribuyó un video para atacar a la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla, en el que miente en cada una de sus acusaciones contra la máxima casa de estudios de la entidad.

¿No nos creen? Vamos por partes:

De entrada, la joven asegura que fue dada de baja porque le aplicaron la nueva Ley de la institución, aprobada recientemente en el Congreso del estado. Esa afirmación es una mentira porque las reformas legislativas (enviadas desde el Ejecutivo) no tipifican, ni sancionan, a estudiantes por su comportamiento ni desempeño.

La Ley es de carácter administrativo.

Lo que rige la conducta de los alumnos son los reglamentos internos de la casa de estudios. Es por ello, que, investigando sobre el caso Ortiz Montes de Oca, descubrimos que fue dada de baja de la Universidad porque reprobó el 70% de todas las materias que cursó desde 2021.  Y, lo peor, las asignaturas en las que se inscribió para  2022 ninguna las pasó.

Desde noviembre del año pasado se le notificó a Ortiz, que, con base en el artículo 76 del reglamento de la institución, debería regularizar su situación porque podría ser dada de baja. Ella no respondió al llamado. Hizo caso omiso.

Lo que establece dicha normativa es que: “Al finalizar el primer ciclo escolar anual, el alumno deberá acreditar el 51 % de las materias inscritas en dicho año. En caso contrario se le dará de baja de la Universidad”.

Lo que ella argumenta es que fue una campaña en su contra y tenía que ver con la nueva Ley. Y aquí es donde decimos: ¡Momento! En todas las escuelas del mundo. En todas. Si un estudiante reprueba la mayoría de las asignaturas y si no asiste a clases es dado de baja. Por ejemplo, en preescolar no hay calificaciones, como tal, pero si un padre de familia no lleva al menor a sus cursos, sin una justificación, los colegios dan de baja al pequeño.

Desde que fuimos a primaria, secundaria, preparatoria y universidad, sabíamos que si no nos presentamos a clases o reprobamos todas las materias nos darían de baja. No es ninguna campaña en contra de nadie, son las normas que se establecieron desde que existen los colegios.

¿Qué quiere Andrea Ortiz? Intenta desestabilizar con mentiras y sacar ventaja. Seguramente se querrá subir a manifestar como si fuese una rechazada de los exámenes de admisión de la BUAP. Ese no es su caso, por cierto.

¿Quién está detrás de ella? Todo apunta a Guadalupe Grajales Porras, la aspirante fracasada a dirigir los destinos de la BUAP.

Grajales aún no asimila que perdió la elección contra la rectora Lilia Cedillo Ramírez y, en segundo lugar, lo que le da más coraje es que su campaña contra la nueva ley tuvo poca resonancia tanto entre la comunidad universitaria, como entre los medios de comunicación. Intentó pagar miles de pesos por desplegados en medios nacionales para desacreditar a la institución.

Lo que hizo muy mal Guadalupe Grajales, además de armar “llamaradas de petate” es que escogió como vocera a una pésima estudiante que reprobó, no asistió a clases y, además de todo, engañó a un público cuando, en el fondo, fue dada de baja por no asistir a clases y por su pésimo desempeño académico.

¿Por qué es importante denunciarlo en una columna periodística?

Porque no podemos permitir que se intente desestabilizar y manchar a nuestra casa de estudios, la cual, hoy más que nunca, mantiene muy altos sus estándares educativos.

Lo que está detrás de todo es una grilla que se basa en mentiras y temas políticos, nunca académicos.

Es cuánto.