Allá en el rancho grande
Fíjese de lo que se entera uno: que la llegada de Xóchitl Gálvez a la política grande, como dicen allá en Palmarito Tochapan —patria chica de la H. Redacción— ha puesto a temblar a los equiperos de Claudia Sheinbaum porque saben que ese perfil les roba votos sobre todo en la clase media, la gente apática, que es de ese sufragio silencioso e indeciso, saldría a votar, y que el mejor antídoto para una candidata que la ve bien la derecha es otro candidato del mismo talante y que sí es aplaudido por las clases medias, llamado Marcelo Ebrard y que conociendo el pragmatismo del señor del Palacio, pues… las cosas podrían cambiar.
Aunque eso es allá, en las especulaciones nacionales, “en la capital”, dirían los rancheros, como los de la H., en las películas mexicanas del Cine de Oro, lo que preocupa en la patria grande de la H. Redacción, es decir, Puebla es que, si las cosas cambian, ahora ¿cómo le harán para el proceso interno que se avecina, porque la entidad es territorio de Sheinbaum y su coordinador se llama Julio Huerta? Pero tranquilos compañeros, nada está escrito y hasta donde se sabe, la exjefa de la Ciudad de México será impuesta, perdón, ganará la encuesta, pero más allá de dimes y diretes, lo que es cierto y ya trascendió es que sí hay mucho nerviosismo, muchísimo, aunque digan lo contrario, no obstante, esas angustias no se ven por aquí cerquita. ¿Será?
Una mexicana que fruta vendía
Que, ante tanta confusión, hay quien asegura que no será ni melón, ni tampoco su primo sandía quien quede como el favorito para 2024, que, si estos dos se siguen aventando pepitas en público, no acuerdan y transitan en paz, será una fruta más joven, que es tan bartlista como melón, y tiene igual de años en el frutero de Morena. Así que si le preguntan a la H. Redacción ¿quién es el bueno?, la respuesta podría ser algo así como: “no es melón, ni sandía, ni la vieja del otro día”. ¿Será?
La derechita poblana reloaded
Un numeroso grupo de yunques (o yanquis, como se dicen entre ellos) poblanos desde hace poco más de un año han asistido a cursos, seminarios y congresos organizados por el nuevo líder nacional de la derecha mexicana Eduardo Verástegui. De ese grupo numeroso de seguidores de “Dios, Patria y Familia” participan integrantes de las llamadas familias custodias, empresarios de las cámaras, y panistas que trabajan en el ayuntamiento capitalino o en la dirigencia estatal del PAN, hasta ahí no es novedad, pero ayer, que su líder ideológico nacional anunció la ruptura con el partido blanquiazul y el anuncio de un movimiento político, ¿quiénes se irán a esa aventura? Porque como bien saben, los panistas poblanos son de una derecha vergonzante que nunca ha querido salir del clóset; en esta ocasión, ¿lo harán? ¿Será?