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De acuerdo con el Instituto de Investigaciones en Medio Ambiente Xabier Gorostiaga, SJ (IIMA) de la Ibero Puebla, el proceso de saneamiento del río Atoyac comenzó hace más de 30 años y no ha presentado avances significativos.

La especialista, María Eugenia Ibarrarán Viniegra, comentó que no existe tecnología suficiente para gestionar todas las sustancias presentes en el río como mercurio, cromo, cadmio y zinc, entre muchas otras.

Además, entre las adversidades para un posible rescate, se ubican la falta de información sobre el estado actual y los altos costos de infraestructura que se requiere.

Sentenció que el proceso de tratamiento debe iniciar en los propios emisores, como hoteles, industrias, municipios y hogares.

“Más que pensar cómo limpiamos el río, tenemos que pensar en no ensuciarlo”, dijo.

La experta recordó que la cuenca del río Atoyac cuenta con una superficie total de 4,011 km2 y recorre 70 municipios de Puebla y Tlaxcala.

El agua de consumo de toda la zona se extrae de los pozos, lo que supone una extracción de hasta el 90% del agua subterránea. No obstante, el abatimiento del acuífero provoca que las aguas profundas comiencen a invadir el acuífero superior, lo que contamina toda el agua potable a niveles desbordantes.

Recientemente, autoridades federales y los gobiernos de Puebla y Tlaxcala, firmaron un convenio de coordinación para la creación del Programa de Ordenamiento Ecológico Regional de la Subcuenca del Alto Atoyac (POERSAA).

Lo anterior, sería la base y precedente para la implementación de acciones que mantengan la cuenca en mejores condiciones.

Incluso, la federación brindará financiamiento y acompañamiento técnico para lograr que el ordenamiento ayude a mejorar y preservar las condiciones ambientales de la subcuenca.