24 Horas Puebla

(Tiempo de amenazas)

En cada equipo de campaña hay un licenciado Fojaco, un licenciado Malagón, un licenciado Menchaca y por supuesto el licenciado Pipitilla. Estos personajes son los que actualmente azuzan a sus adversarios y los atacan, los denuestan, les escupen, los amenazan.

“Ora’ que lleguemos al poder no podré ayudarte”, le dice el licenciado Pipitilla a un periodista porque se atrevió a hacer algo que sabe hacer: periodismo.

“Ora’ vas a ver, verás lo que te pasa en tu futuro”, le replica en una segunda llamada el tal Pipitilla al periodista porque volvió a hacer a lo que ejerce todos los días, periodismo.

“Ora’ te vas a comer tus palabras”, insiste el mismísimo Pipitilla.

—No creo que me pase nada, —responde el reportero.

—Ya veremos, ya veremos en el futuro;  ora’ que llegue el licenciado—, dice muy altanero el mismo de las llamadas telefónicas.

Primero el licenciado Fojaco o Malagón o Pipitilla (depende del acosador) hablará muy formal, cuando digan el “Ora’ (ahora)” ya será como si el Indio Fernández o uno de los hermanos Chano o Chon escupan la amenaza.

Vamos a ejemplificarlo para que en su cerebro lo pueda repetir con la voz del licenciado Pipitilla:

—Licenciado Munive, buenas tardes.

—Buenas tardes, licenciado Pipitilla.

—Le llama el Apantallapendejos, licenciado Munive.

—No me diga, licenciado Pipitilla.

—Sí, le habla el Apantallapendejos. El motivo de mi llamada es que… quisiera decirle que…

—Ah muy bien.

—Y le aclaro que ya no tiene un aliado y un amigo de este lado.

—Ya lo había perdido, licenciado. No pasa nada ni pasará nada.

Y aquí, en la amenaza, se cambia el tono de voz, entre el Charro Avitia, el Indio Fernández y Chano o Chon de los Polivoces:

—Ora’ que llegue el candidato, va usté a ver, licenciado Munive, va usté a ver.

—No lo creo.

—Ya veremos, ya veremos, —remata el licenciado Pipitilla como si estuviera a punto de cantar la del Perro Negro, para escupir la amenaza del bloqueo y la persecución cuando gane el candidato.

Siempre queda la duda ¿será que me lo manda el licenciado corcholata? ¿Será un tonto con iniciativa que nunca falta en los equipos de campaña? ¿Cuánta pipitilla cabe en una precampaña? ¿Cuánta pelusa le cabe a la botarga? ¿Cuánta basura hay en un taparrosca?

Venimos de una revuelta política desde Mario Marín hasta Miguel Barbosa en la que si algo hubo fue persecución, amenazas, llamadas telefónicas, chantajes contra opositores, auditorías contra enemigos del régimen y ahora que transitamos en una pax no falta el estúpido que habla en nombre del pre-pre-precandidato (aún no hay ni precampañas, no la chinguen) para ofender o infundir miedo: Ora’ que gane el licenciado.

Y es que esos son los Fojaco que esperan con ansias regresar a un cargo público para repartir dinero a manos llenas, perseguir y acosar a sus secretarias, emborracharse de lunes a sábado (domingo es de religioso descanso), vivir en la completa ignominia, desviar recursos públicos y esperar a que llegue un nuevo sexenio para que los amenacen y huyan de la entidad un rato en lo que se arregla su situación.

No hay que alarmarse, el licenciado Pipitilla estuvo con Germán Sierra, con López Zavala, lo han corrido de las dependencias por malversación de recursos públicos y ahora anda ahí haciendo quién sabe qué cosa en una precampaña.

En todos lados abundan esos personajes.

Eso sí: Ora’ que gane su candidatazo, no nos quedará más que meterle al despacho, licenciado, a meterle al despacho.