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La inseguridad se ha apoderado de las carreteras de México. Un sencillo recorrido por las redes sociales le arrojará lo mismo videos o fotos en Querétaro, que el Estado de México o la autopista Puebla-Orizaba, de bloqueos “a modo” para que un grupo de malditos pueda asaltar a diestra y siniestra, en el mejor de los casos -sí, lo peor de antes es lo mejor de hoy-, o, en el extremo, quitarle la vida si se atreve a resistirse.

Poco importan si son familias, hombres, mujeres, deportistas, artistas o marcianos. Lo ocurrido este martes en el tramo conocido como “Cumbres de Maltrata”, en la parte jarocha de la autopista a Orizaba, retrata dos aspectos, el primero que la delincuencia ha cruzado desde hace mucho todos los límites posibles, legales y humanos; ya no hablamos de personas, de ser humanos con un mínimo de piedad, sino de chacales -con el perdón de los depredadores canis-, que salen dispuestos a todo. Una muerte más en su haber no es cosa que les quite el sueño.

Y, en segundo lugar, que gobernadores como el de Veracruz, Cuitláhuac García, no sólo carecen de empatía, sino que su aparente ensimismamiento no es otra cosa que voltear hacia otro lado, con todo cinismo, mientras que el estado es un polvorín.

De acuerdo a un reporte de la ONG Causa en Común, Veracruz es la entidad del este del país donde se concentra el mayor número de personas afectadas por la violencia. De enero a abril de este año, se registraron 11 eventos violentos que dejaron como saldo la muerte de tres o más víctimas, cada uno.

En ese mismo lapso, hubo, sólo por citar algunos ejemplos de lo informado por Causa en Común, 716 víctimas de atrocidades, 20 feminicidios y 12 casos de tortura. Municipios como Vega de Alatorre, Maltrata, Tihuatlán, Cerro Gordo, Jesús Carranza y Cosoleacaque, amanecieron con cuerpos desmembrados, decapitados y embolsados.

El mismo estado donde hace unos meses el gobernador Cuitláhuac García calificó de “montaje” un video que circuló en redes sociales donde miembros de un cártel amenazan a una decena de sujetos a los que mantienen arrodillados y encañonados.

Qué lejos quedó el Veracruz de las puertas y ventanas abiertas, donde hombres y mujeres disfrutaban en sus porches de las cálidas tardes con un café o una cerveza, tirados en la hamaca o sentados en una mecedora de madera y mimbre, mientras intercambiaban los chismes del momento con los vecinos de la cuadra.

Triste pero esos tiempos, quienes los vivieron, no los verán regresar y, quienes no, sólo tendrán las narraciones de una época añorada.

Sí en cambio seguiremos leyendo historias como la del Subteniente de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena), en retiro, Jorge Morales Hernández, quien se desempeñaba como guardia de seguridad del grupo musical Fuerza Rígida y que murió a manos de la delincuencia, por resistirse al asalto en la “Cumbres de Maltrata”.

O como la de Benjamín N, el parapentista que fue atacado el mismo día y en el mismo tramo, fue baleado y herido en una pierna, porque se “atrevió” a huir de los criminales.

Algo estamos haciendo mal desde hace mucho, todos.

Me encuentran en X como @jesibalta