Hace poco tiempo, un amplio conocedor del tema de los estatutos del Movimiento de Regeneración Nacional me dijo que ese instituto político es un esquema único “nuestras reglas son complejas, muy pocos las entienden, lo que pasa es que Morena es de López Obrador, él lo pensó y lo diseñó para ser quien tenga la última palabra”.
Probablemente por eso, sólo probablemente, hoy Claudia Sheinbaum es la coordinadora nacional de la Defensa de la Cuarta Transformación.
Probablemente, y sólo probablemente por eso, la convocatoria para los ocho estados y Ciudad de México, donde habrá elección a gobernador y jefe de gobierno, respectivamente, está hecha a la medida del Consejo Nacional.
Decía sabiamente don Manuel Bartlett Díaz -como ya lo mencioné en una entrega anterior-, que “el poder es para poder”. En el PRI se institucionalizó el dedazo; en el PAN, cuando empezó a ganar elecciones, claro, cayeron en la misma tentación y ni qué decir del PRD y sus tribus.
Nada nuevo bajo el sol.
Ese es precisamente el juego del poder y -también como acostumbraba a decir don Manuel como gobernador de Puebla-, “al que no le guste el calor, que no se meta a la cocina”.
Vienen días difíciles para algunos. Especialmente, me parece, para quienes integran al Consejo Estatal de Morena, quienes, dicho sea de paso, aplicaron todo tipo de “marrullerías” para hacerse con las actuales posiciones, bueno algunos hasta se hicieron ayudar -tampoco nada nuevo-, de la estructura de varios presidentes municipales del PRI, para lograr su cometido, sólo que ahora, se espantan. ¿Que se aplique la ley, en los bueyes de mi compadre?
En fin, que, previendo todo esto, regreso al inicio de mi columna, Andrés Manuel López Obrador diseñó un partido para él, donde se cumplan sus deseos, lo que quiera o considere oportuno, pertinente o mejor. Al fin y al cabo, sus años, muchos, le costó y sabe que el poder, es para poder.
Eso ha quedado claro.
Me encuentran en X como @jesibalta