Una vez que salga la convocatoria para elegir al candidato de Morena a la gubernatura poblana, ¿cómo le hará ese partido para apaciguar a los golpeadores y madrinas que cargan en cada uno de los equipos de campaña?
Desde hace meses para acá, se vive una guerra de baja intensidad a través de algunos medios, columnistas, “investigaciones”, análisis chaluperos, granjas de bots y cuentas falsas en redes sociales. No se nos olvida, por cierto, que hasta clonaron la cuenta de Facebook de este periódico para atacar a uno de los contendientes con videos e información falsa.
Se lee al que escribe, pero se infiere a la voz que la dicta.
La dirigencia estatal de Morena, de hecho, está rebasada. Para la lideresa Olga Romero Garci-Crespo todo está bien, los muchachos actúan muy bien, son traviesos, pero nada más.
Hay quien apuesta a que Alejandro Armenta e Ignacio Mier se destrocen, no sólo entre sus coequiperos, sino sus otros adversarios, porque dicen: “si no se arreglan entre los primos es nuestra oportunidad”.
¿Cómo le hará la dirigencia estatal de Morena para controlar la ira de quien quede en segundo lugar?, ¿cómo hará para que el perdedor no termine con un berrinche que lastime a su partido o que haga huelga de brazos cruzados? O peor, que termine negociando, en la oscuridad, con el candidato del Frente, Eduardo Rivera Pérez.
Ahora, ya son tantos los contendientes que hasta el licenciado Fojaco, Malagón, Menchaca y Manubrio se van a inscribir en la contienda, porque bien saben que no ganan, pero algo les va a tocar.
Y si no pueden ellos, al menos una aviaduría en la SEP, un puesto para alguna de sus amantes en alguna secretaría o por lo menos alguna concesión de obra pública o hasta uniformes para el próximo ciclo escolar. Vaya, aunque sea la concesión de la venta de tortas con chorizo en la Secretaría de Finanzas, porque los burócratas también lloran.
El pleito de fondo será entre quien sea el elegido y quien quede en segundo lugar porque, aunque habrá derecho de pataleo, saldrá muy caro tranquilizar a todas sus huestes. Los demás, como Noroña, saben bien que no ganan, pero al menos le levantarán el brazo al triunfador. Y eso conlleva ganancias.
¿Ustedes ven a la lideresa de Morena poniendo en orden a los perdedores?
Tendrá que ser una fuerza superior como ocurrió cuando Miguel Barbosa contendió, por segunda vez, en 2019, y le impugnaron la designación. Fueron voces externas que sacaron el extinguidor.
El encargo es muy complejo.
Desde el inicio de esta semana, han corrido los rumores: “ya bajaron a fulano”, “que a zutano no lo quiere El Señor”, “que la señora detesta a Fojaco”, “que a Menchaca le dijeron que lo verán hasta diciembre, pero por la tardecita”, “que el encargado de los acarreos, el licenciado Menchaca, será el beneficiado”, “que es mujer”, “que es la señora O.”, “que la señora C.”, “que la viuda quiere algo”, “que si” “que no” “que como chingados, no”.
Ufff y recontra ufff.
Hasta Salvador García Soto (dueño de la empresa La Chuleta es la chuleta, S.A) y quien confundió a Sergio Salomón Céspedes con el exgobernador de Campeche Jorge Salomón Azar García, se subió junto con otro columnista en días pasados a jugar al atínale al precio.
No hay dudas, pero tampoco certezas.
A partir del próximo lunes veremos de qué están hechos y hasta dónde están dispuestos a hacer los Fojaco, los Menchaca, y como se moverán y cuántas preguntas sembrarán para desestabilizar.
Mientras no nos queda más que gritar “viva México, cabrones”.