A la par que el gobernador y la secretaria Marta Ornelas Guerrero visitaban las ofrendas, Willi Stuer, jubilado suizo, declaró su sorpresa porque aunque sabía de la tradición mexicana de venerar a los muertos por lo que ha leído, participar en este festín, es una experiencia que debe ser vivida por muchos, para que se impresionen también, pues a diferencia de lo que ocurre en Europa donde la muerte es sinónimo de la extinción de una persona, en México esta es la forma en la que las familias hacen trascender en el tiempo a sus seres queridos.
Stephany, turista neoyorquina, quedó satisfecha con la sugerencia de su guía de turistas, quien les ofreció a ella y sus compañeras de viaje, que por primera vez están en Puebla, traerlas a una auténtica celebración de la vida y la muerte, pues los altares monumentales de este municipio, son todo un homenaje de las y los huaquechulenses.
Mientras que Stephan Gallard, francés que llegó a Huaquechula por recomendación de un amigo poblano, también expresó su admiración por el sincretismo de celebrar la vida y muerte de sus seres queridos, con esta fiesta, lejos de la tristeza y olvido que vive en su país y otras naciones del mundo. Además, declaró su emoción por la hospitalidad de las familias que lo recibieron como a un amigo y le compartieron de los alimentos preparados para sus fieles difuntos, en cada hogar que visitó.