Con la promesa de dolarizar y dejar atrás la severa crisis económica que sufre Argentina, el ultraderechista Javier Milei fue elegido como presidente, pero tendrá el desafío de gobernar con minorías en el Congreso y un amplio sector de la sociedad ya movilizado en su contra.

La “terapia de shock” prometida por Milei para equilibrar las cuentas pasa por privatizar empresas del Estado y recortar un 15% el gasto público.

Esto apaciguaría al Fondo Monetario Internacional (FMI), al cual el país se esfuerza por devolver un préstamo de 44 mil millones de dólares otorgado en 2018 al entonces presidente Mauricio Macri.

Milei aboga además por acabar con subsidios crónicos al transporte, la energía y el agua, liberar los precios y eliminar los impuestos a la exportación.

La pieza clave de su proyecto es la dolarización de la economía, a fin de reducir la inflación de 143% anual.

Milei afirma que el proyecto se llevará a cabo con los dólares que los argentinos llevan años guardando bajo la cama.

Su principal asesor económico, Emilio Ocampo, explicó que la dolarización “es la alternativa que tiene menos probabilidad de fracaso”.

“Nuestra adicción al populismo nos llevó a no tener capacidad de tener una moneda estable (…), por lo cual se necesita una reforma monetaria dura”, añadió.

PRESIÓN SOCIAL

Argentina, orgullosa históricamente de su amplia clase media, tiene una arraigada cultura de ayudas sociales, con sindicatos y organizaciones poderosos.

Milei asumirá con resistencia de organizaciones de derechos humanos, feministas, colectivos LGBT, ambientalistas e incluso clubes de fútbol que lo consideran una amenaza, no sólo para su propia subsistencia sino también para la democracia.

RETOS

Milei comenzó ayer a definir sus primeras medidas de gobierno para enfrentar la crisis económica. Su primer paso será emprender una fuerte reforma del Estado que incluirá privatizaciones.

“Todo lo que pueda estar en las manos del sector privado va a estar en manos del sector privado”, declaró, y señaló entre las empresas a privatizar a la petrolera YPF y los medios de comunicación estatales.

“Vamos a arrancar primero con la reforma del Estado, poner en caja las cuentas públicas muy rápidamente”, añadió.

Milei debe asumir la residencia el 10 de diciembre para un periodo de cuatro años.

Asistirá Bolsonaro

a la toma, Lula no

Tras conversar a través de videollamada con el presidente electo de Argentina, Javier Milei, el exmandatario brasileño Jair Bolsonaro aceptó su invitación para asistir a la toma de posesión el 10 de diciembre en el país vecino.

Bolsonaro felicitó a Milei por su triunfo el domingo en la segunda vuelta de las elecciones presidenciales de Argentina, y se ofreció a ayudarlo, señalando que el economista de ultraderecha “representa mucho para Brasil”.

Mientras tanto, el presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, deseó “buena suerte y éxito” al nuevo gobierno de Argentina, en un mensaje en X en el que no mencionó a Milei.

“Argentina es un gran país y merece todo nuestro respeto. Brasil siempre estará a disposición para trabajar juntos”, escribió Lula.

Lula no asistirá el 10 a la toma, señaló el asesor en política exterior, Celso Amorim, porque “fue ofendido personalmente”. Una fuente del Palacio de Planalto confirmó la ausencia sin detallar motivaciones. /24 HORAS

FMI ESPERA TRABAJAR CON ÉL

Kristalina Georgieva, directora del Fondo Monetario Internacional (FMI), felicitó ayer a Milei y dijo que espera “trabajar estrechamente con él”. Argentina tiene desde 2018 un acuerdo crediticio con el FMI por 44 mil millones de dólares que contempla un compromiso para reducir el déficit fiscal hasta 0.9% del PIB en 2024, un objetivo que Milei considera insuficiente.