A pesar de los cambios tecnológicos que modificaron las formas en que se consume el cine actualmente, como el streaming, sigue vivo y las salas, a pesar de cada vez ser más pequeñas, seguirán vigentes, consideraron los cinéfilos y académicos Alfredo Naime y María Fernanda Herrera.
Desde finales de la década de los 80 del siglo pasado, comenzaron a transformarse los hábitos y las modalidades en que la sociedad consume o ve el cine.
La llegada del cine en casa, con la cinta de video a los hogares, impactó en la asistencia a las grandes salas. Esto se exacerbó con los videoclubes y establecimientos dedicados a la renta de películas, desde los formatos Beta y VHS hasta el DVD.
Desde inicios del año 2000, comenzó la transformación de grandes salas en multicinemas, es decir, cines grandes que se dividieron en muchas salas pequeñas para ofrecer varias películas en un solo lugar. Los grandes cines del siglo pasado se transformaron a este formato; en otros, estos palacios se convirtieron en almacenes y tiendas departamentales, o iglesias; y en el peor de los casos, están abandonados o demolidos.
Estábamos acostumbrados a cines grandes, hasta con tres mil butacas, que, por razones de transformación de negocio, fueron desapareciendo. Y así pasó en Puebla. De sus palacios, sobrevive solo uno: el Cine Colonial, que ofrece películas para adultos.
HISTÓRICOS
La primera sala: el Salón Pathe. “Fue en el invierno de 1906 cuando el ingeniero Salvador Toscano instaló el Salón Pathé (luego Cine Lux) en la Casa de los Muñecos. La primera cinta proyectada fue ‘Un Viaje a París’”, narra en la red social X la cuenta de Puebla Antigua.
El Cine Teatro Variedades, en la 2 Poniente, entre 3 y 5 Norte, ahora es un conocido almacén de telas y mercería. Inaugurado el 31 de octubre de 1908, fue por algunos años el más grande de México, con 2 mil 500 butacas.
El Cine Coliseo, también en el Centro Histórico, finalizó sus funciones en 1988, para dar espacio a un almacén de telas. El emblemático Cine Reforma, fue inaugurado en 1939 y cerró en los 90 para ahora ser una Tienda Elektra.
SUPERARÁ TECNOLOGÍA
“A pesar de estas transformaciones, de palacios a multisalas, ya sin el tradicional proyector mecánico de cinta de celuloide, por un proyector de video digital y sonido envolvente THX y Dolby, la sala permanecerá por mucho tiempo, por la catarsis que genera en el espectador”.
Eso consideró la cinéfila y directora de la Carrera de Cine de la UPAEP, María Fernanda Herrera Morales.
“Lo que hemos observado es que efectivamente hay un mayor consumo del cine por medio del streaming por Internet, pero los seres humanos somos esencialmente sociales, entonces necesitamos la interacción, escuchar cuando se ríe el otro; eso es lo que nos permite tener un consumo audiovisual mucho más rico”.
– ¿Colectivo?
– Así es, somos colectivos.
Además, por la cultura, basada en la familia, “en México, la sala de cine no va a desaparecer, pues somos altamente colectivistas y eso se ve hasta en las celebraciones de cuando gana un equipo de fútbol, se busca la cercanía siempre; el mexicano gusta de sentirse acompañado. Somos altamente sociales y empáticos”.
SIGUE VIVO
Por su parte, el profesor retirado de cine y comentarista del séptimo arte, Alfredo Naime Padua, descartó que la sala cinematográfica tenga un rol social, independientemente de las tradiciones que se han perdido con la reducción, donde las familias ya no acuden con cestas de comida para acampar en las sesiones de permanencia voluntaria de las décadas pasadas.
Para el también especialista en comunicación, el cine es una experiencia personal, como un libro, por lo que el papel de la sala de cine en la construcción de tejido social es algo secundario.
“Es una opinión contundente: el cine, ni antes, ni ahora y me refiero a la asistencia a las salas, se traduce en un acto comunitario; si tú estás en el cine solo, con 8 o 10 personas y tú no las conoces, estás absolutamente solo, pero también estás solo si está el cine lleno, y también estás solo si fuiste con tu familia; quiero decir que la aventura de ir al cine en una sala oscura y una pantalla grandota en una sala en realidad construye una aventura individual”, dijo.
A pesar del cambio tecnológico y de la transformación de la gran pantalla a las tabletas y celulares, el cine sobrevivirá: “Sigue siendo incomparable la sala oscura con una pantalla gigante a verlo en un celular; sigue cautivando la atención al 100 por ciento”.
– ¿El cine sigue vivo?
– En estos términos, para mí sí, porque la industria cinematográfica está de celebración, ya que su producto se sigue consumiendo ya no en una sala de cine, sino por diversos canales digitales.
GJGJ