Alcaldes y funcionarios que han tenido gestiones polémicas o escandalosas por sus declaraciones, actos o fallas en su gestión o actuar fuera de sus funciones, hoy buscan un nuevo cargo público o repetir en el puesto, y con posibilidades.
Algunos casos son la edil de Tijuana, Baja California, Montserrat Caballero, quien vive en un cuartel militar por la inseguridad, o la alcaldesa de Acapulco, Guerrero, Abelina López, controversial por sus declaraciones.
Además, del exalcalde de Fresnillo, Zacatecas, Saúl Monreal, con una de las alcaldías con índices de violencia más altos.
Todos tienen oportunidad de ganar, porque los escándalos los ponen en el mapa electoral y son un producto fácil de identificar, debido a la carencia de cultura política del electorado, afirmó David García, profesor de la FES Aragón.
Ellos usan la mercadotecnia política para ser vistos y percibidos, aunque sea por cuestiones negativas, pero están presentes y crecen en su carrera política, mencionó.
No obstante, destacó que eso refleja a quién están dirigidas las campañas y que la clase política, y a su vez la sociedad, debe crecer todavía mucho y mejorar para hacer una participación ciudadana más activa y un voto más más razonado.
Aprovechan el escándalo
La idea es que si llegó un escándalo, aprovéchalo, sácale el jugo para que te proyectes para que te posiciones, para que te mencionen, porque al final es estar vivo en política y puedes trascender, puedes tener una participación futura, aseveró García.
Aparecen, dijo, en los medios o incluso son mencionados a nivel nacional, como cuando el presidente López Obrador habló sobre la alcaldesa tijuanense e incluso positivamente.
Esa percepción influye en el electorado y además cuentan con un voto duro que apoya a los candidatos en cualquier circunstancia, ya sea por empatizar o su militancia, afirmó.
Esa proyección y cobertura nacional que obtienen les pone los reflectores encima, pese a que sean por cuestiones polémicas, como la actuación de la alcaldesa de Acapulco tras el impacto del huracán Otis, Abelina Rodríguez.
“Esto al final es positivo pareciera que es un elemento negativo, pero ya se le está conociendo con que la gente identifique el nombre el apellido la imagen y eso hace que esté presente y que pueda alcanzar una cobertura que de otra manera no alcanzaría”, indicó.
Además, hay cierto “desprecio por la política y por cómo ha actuado, debido a la corrupción, excesos, falta de capacidad, de organización o de cumplimiento de promesas de campaña.
Todo eso ha generado que mucha gente desdeñe la política y que si acaso participa en el ámbito electoral es ir a votar y piensa que con eso acaba su labor como ciudadano y no se informa más”.