Casa de Justicia /Foto Fundación Carmen Sánchez
Casa de Justicia /Foto Fundación Carmen Sánchez

En el Casa de Justicia de San Andrés Cholula se dictó sentencia condenatoria contra Fidel N., quien hace 5 años atacó con ácido a Esmeralda Millán. Será el 18 de marzo cuando se definirán los años que estará en la cárcel, aunque la víctima ha pedido que sean más de 43.

Se trataría de la segunda pena de este tipo en el país y la primera en Puebla desde que se aprobó la Ley Malena el año pasado.

La joven esperó más de tres horas por obtener una sala y así llevar a cabo la sesión donde conocería la sentencia de su agresor, misma que estaba programada para las 9:00 horas. Previo a entrar a la audiencia, Esmeralda pidió pena máxima para su agresor, toda vez que nunca se podrá reponer de los padecimientos físicos y psicológicos que le causó.

“Para mí, al final de cuentas, ya no me puede regresar lo que fui; para mí este sufrimiento y cada sufrimiento que vivo constantemente en cirugías y tratamientos para poder recuperar lo que un día fui, nadie me lo va a reparar y no voy a estar completa al 100 por ciento”, dijo.

Esmeralda fue atacada por su expareja cuando tenía 23 años, luego de que se separó de él por los maltratos y violencia que vivía junto con sus dos hijos. El 2 de diciembre de 2018, 4 hombres se acercaron a ella mientras caminaba con su madre.

El ácido fue rociado en su rostro, pecho, brazos y cuello; su córnea resultó con quemaduras y también sufrió una perforación en el esófago, ha tenido 30 cirugías a raíz de los daños.

Si bien su expareja está arrestada, aún hay 3 hombres prófugos por el ataque, quienes también la acorralaron junto con su madre en diciembre de 2018.

Los casos de violencia ácida son cometidos contra mujeres, generalmente a manos de hombres o exparejas, las víctimas han señalado que estos ataques las dejan “muertas en vida”.

Al arrojar ácido, queman y dañan el tejido de la piel, a veces exponiendo o hasta disolviendo los huesos.

Las consecuencias a largo plazo de estos ataques incluyen ceguera, cicatrices permanentes en cara y cuerpo, así como dificultades psicológicas. Las víctimas aseguran que nunca vuelven a tener una vida normal.

Otros ataques con ácido

Carmen Sánchez, el 20 de febrero de 2014, fue atacada con ácido por su expareja en el Estado de México; tuvieron que pasar siete años para que su agresor, Efrén N., fuera vinculado a proceso y arrestado.

Ha sido sometida a más de 50 cirugías para reconstruir su rostro, además se ha enfrentado a dificultades sociales y laborales.

A lo largo de los años, también se ha sometido a rehabilitaciones físicas y tratamiento psicológico. Fundó una asociación para apoyar a las víctimas de este delito.

En 2023, su agresor obtuvo una sentencia de 43 años de cárcel; fue la primera sentencia en América Latina que castiga de tal manera un intento de feminicidio con sustancias corrosivas.

Ana Elena, atacada al negarse a comprar gelatinas

El 12 de noviembre de 2018, en la Ciudad de México, Ana Elena también fue atacada por una mujer, Karla Lizeth N. y por Marcos N., quienes se acercaron para venderle gelatinas; al negarse, la mujer le roció el líquido.

Perdió la vista de su ojo derecho y sufrió quemaduras en la cara, cuello, pecho, brazo y pierna derecha, incluso, la sustancia atravesó varias capas de la cabeza, afectando su cuero cabelludo.

Violencia ácida, tipificada

En Puebla ya se tipificó la violencia ácida. El pasado 2 de marzo de 2023, el Congreso local aprobó por unanimidad de votos una reforma para castigar hasta con 40 años de cárcel los ataques con ácido o también llamados violencia ácida.

Fue una modificación al Código Penal local y a la Ley para el Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia de Puebla, la cual fue llamada Ley Malena o Ley Ácida.

En el Código Penal se califican como tentativa de feminicidio las lesiones generadas por sustancias corrosivas, cáusticas, irritantes, tóxicas, inflamables o cualquier otra.

De esta forma, la violencia ácida quedó definida como aquella que “inflige daño no accidental, utilizando ácido o sustancia corrosiva, cáustica, irritante, tóxica o inflamable o cualquier otra sustancia que, en determinadas condiciones, pueda provocar o no lesiones ya sean internas, externas, o ambas”.

Por: Paola Macuitl Gallardo

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