El tesorero de la Cofradía de Jesús de Nazareno, Javier Alejandro Sánchez Barragán, revivió la historia de la imagen del Señor de Las Maravillas, una de las figuras de la Iglesia Católica más adoradas de México, y recordó cómo las madres Agustinas la ganaron en una rifa.
Sobre la imagen, la que mayor expectativa genera en la Procesión de Viernes Santo, Sánchez Barragán recordó que la imagen “antiguamente era conocida como el Señor de Santa Mónica, porque las madres Agustinas se lo sacaron en una rifa”.
Indicó que la escultura en madera de Jesucristo representa la primera caída en el Viacrucis: “Al ganarlo le pusieron el señor Jesús de Santa Mónica, donde iba a estar”.
Incluso, dijo que la imagen en sí tiene una historia particular, ya que la madera en la que está tallada proviene del árbol que un rayo derribó.
“Era gran tronco, con el que un preso talló la imagen, la compuso junto con dos soldados romanos que estaban en actitud de azotarlo. Representa a Cristo en el momento de haber caído con la cruz a cuestas, haciendo un gran esfuerzo por levantarse para proseguir al Gólgota y ser crucificado”, narró.
Agregó que la escultura fue donada al templo de San José, en donde decidieron rifarla, debido a que ya tenían una muy afamada y milagrosa.
“Fueron las religiosas del cercano convento de Santa Mónica quienes ganaron el sorteo con sólo un boleto que valía un peso, de tal manera que, al recibir el premio, decidieron colocar las tres figuras al final de su templo, muy cerca de la reja del coro bajo”.
Sánchez Barragán dijo que, según la leyenda, una monja “al realizar una visita nocturna al Santísimo, escuchó quejidos lastimeros llenándose de miedo. Platicó esto a la superiora, quien dio instrucciones de verificar lo que le relataban. Con sigilo fueron la noche siguiente hasta la reja del Coro Bajo, y cuál sería su sorpresa al descubrir que las esculturas de los soldados cobraban vida, golpeando con sus flagelos el cuerpo ensangrentado de Jesús”.
Por ello, determinaron el retiro las figuras de los romanos, “mismas que fueron mandadas a quemar por impías”.
Sin embargo, no fue por esta razón por la que el Señor de Las Maravillas recibe su nombre, ya que “se debe a otro milagro que realizó hace muchos años”.
Dijo que “una mujer, buena, muy devota, quien llevaba comida a su esposo preso en la cárcel de San Juan de Dios. Cerca del marido había otro reo, no recibía visitas de nadie y poco tenía para comer; llena de compasión empezó a llevarle de comer también a él sin que se percatara su esposo”.
Explicó que, posteriormente, al ser liberado su marido, la mujer continuó llevando de comer a aquel preso: “por celos del esposo, un día le salió al paso cuando llevaba la canasta con alimentos. Al preguntarle a dónde iba, ella titubeante le dijo que al templo de las Mónicas a dejar su canasta con flores de maravillas; el esposo le arrebató la canasta en donde encontró flores amarillas, las llamadas maravillas; al observar este milagro, la mujer confesó la verdad a su marido y ambos acudieron, con devoción, a rezar frente a la milagrosa imagen; desde entonces se le llamó el Señor de las Maravillas”.
Finalmente, intentaron ubicar al reo al que la mujer le llevó alimento, sin embargo, nunca se dio con él, lo cual reforzó la leyenda.
Imagen popular
El tesorero de la Cofradía de Jesús de Nazareno destacó que es muy buscado por los grandes milagros que realiza para la gente que le expresa su devoción.
Por todo lo anterior, relató que vienen fieles de todas partes del país, “del norte, sur y centro, por su fama de milagroso; incluso también llegan personas de España, Francia e Italia, y es tan adorado porque representa a Jesucristo, lo que lo hace más popular que las demás imágenes que generalmente son de su madre La Virgen María”.
Por: ARTURO CRAVIOTO