El drama se agudizó ayer en cientos de ciudades al sur de Brasil por las inundaciones, donde la ayuda humanitaria comienza a llegar en medio de la falta de agua y nuevas alertas por temporales en los próximos días.
La peor catástrofe climática en la historia del estado Río Grande del Sur suma 90 muertos y 131 desaparecidos, según la Defensa Civil.
En 397 municipios afectados, incluida Porto Alegre, capital del estado, 156 mil 056 personas fueron evacuadas por el desbordamiento de ríos.
Cargamentos de ayudas y donaciones llegaron ayer a la urbe sureña, donde la demanda más urgente es el agua.
“Estoy al límite. Dios me libre de quedarme sin agua”, comentó Elizabeth, una mujer de 67 años que no reveló su apellido, mientras cargaba baldes en uno de los grifos disponibles en Alvorada, población cercana a Porto Alegre.
En la región, unos 15 mil militares, bomberos, policías y voluntarios trabajan para rescatar a las víctimas en aeronaves, embarcaciones y vehículos de todo tipo.
El presidente Luiz Inácio Lula de Silva dijo que los “fondos de emergencia comenzarán a ser liberados” para “los primeros rescates”. Aunque todavía no se “tiene dimensión de los estragos”, reiteró que “no faltarán recursos para atender las necesidades” de los habitantes.
La situación podría empeorar: el Instituto Nacional de Meteorología (Inmet) alertó de tempestades de “gran peligro” hasta el miércoles, con intensas lluvias, vientos y posiblemente granizo. /CON INFORMACIÓN DE AFP