Sonrientes, contentos y entusiasmados salieron diputados y senadores de la última reunión que tuvieron con el presidente Andrés Manuel López Obrador por el final del segundo periodo del tercer año de la LXV legislatura.
Aunque no pudieron explicar por qué quedaron sillas vacías en el salón tesorería del Palacio Nacional comentaron que este encuentro fue muy parecido a los anteriores que han tenido cuándo terminan los periodos en el Congreso de la Unión.
Atentos escucharon primero la intervención del líder en la Cámara baja, Ignacio Mier, de Ricardo Monreal, del coordinador del Partido del Trabajo, Alberto Anaya y del coordinador del Partido Verde Ecologista en San Lázaro, Carlos Puente.
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Los cuatro, coincidieron los congresistas a la salida de la reunión que duró una hora y quince minutos, fueron muy puntuales y breves.
Mier resumió el trabajo de la LXV legislatura, mientras que Monreal lo hizo además de la LXIV, es decir, de todo el sexenio.
Hubo aceptación, confiaron algunos de los asistentes, de que lo único que faltó en el trabajo legislativo fue la aprobación de las reformas enviadas por el Ejecutivo el 5 de febrero.
López Obrador por su parte hizo un recorrido de todo su sexenio, el cambio en la inercia de los moches en la aprobación del presupuesto.
También hizo referencia a que hubo legisladores que no compartían en su totalidad de sus propuestas, pero reconoció el que hayan considerado el bien superior del proyecto de nación que impulsa.
“Somos hombres y mujeres libres”, concedió López Obrador a quienes discreparon en alguna medida de sus proyectos de ley, pues así, expresó, ha ocurrido en todos los movimientos de transformación en los que no todos coinciden en lo particular pero sí en los elementos fundacionales de cambio para el país.
El mandatario hizo referencia a la posición que expresó la candidata de la oposición, Xóchitl Gálvez, en el segundo debate cuando mencionó que recuperaría las rondas de exploración en Pemex, con lo que el presidente refrendó su postura de las dos visiones de país.
Finalmente reconoció el talento de los presentes, la capacidad para generar nuevos cuadros.
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Sin embargo, lo que también importaba y mucho a los legisladores era obtener una selfie con su líder y/o el autógrafo en su último libro.
Al final, como cuentan que ha ocurrido en todas las reuniones con los cientos de congresistas de ambas cámaras, la ayudantía de López Obrador tiene que intervenir y arrebatarlo de los diputados y senadores, que cual fans frente a su ídolo, quieren un recuerdo permanente con él.
En esta ocasión, el premio era la firma en su libro o una selfie, que la mayoría ya ha obtenido en otra ocasión, pero el autógrafo fue algo que apenas unos ocho habrán lograron conseguir esta noche, entre ellos la diputada Marisol García Segura, que como si estuviera en una carrera, fue la primera en acercarse al presidente y lograr la tan ansiada dedicatoria en el ejemplar.
Por Jorge X. López