Ya pasaron las elecciones del 2 de junio; ganó de calle Claudia Sheinbaum con 36 millones de votos; Alejandro Armenta, en Puebla, triunfó con la votación más alta que haya tenido un Gobernador.

Sorprendió hasta a los morenistas, que el famoso voto oculto, que esperaba a su favor Xóchitl Gálvez, fue para Morena, al igual que una buena parte de sufragios de la clase media, alta y baja, según el reconocido encuestador Ulises Beltrán. La mayor parte de votos morenistas fueron emitidos por aquellos ciudadanos que tienen el menor grado de estudios, al contrario de los que estudian.

De acuerdo a la encuesta de El Financiero de Alejandro Moreno, en la clase media el 59 por ciento votó por la morenista y el 30 por ciento por la abanderada de la coalición PRI-PAN-PRD. A la par, el 61 por ciento de la clase media baja habría emitido su voto a favor de Claudia y el 28 por ciento por Xóchitl.

Los datos indicaron que el respaldo a Sheinbaum fue más alto entre votantes que se describieron como de clase social baja, con 53 puntos de ventaja; el sondeo fue realizado a cinco mil 229 votantes en México. El segmento de edad mayor a 55 años acudió a votar en mayor proporción que en 2018, al registrar 27 por ciento, poco más de una cuarta parte del voto. Entre ese segmento de edad, Sheinbaum obtuvo su mejor desempeño, con 68 por ciento de apoyo.

Las razones por las que este sector apoyó a Sheinbaum se debieron a los programas sociales, pues el 56 por ciento de votantes manifestaron recibirlos. En este segmento Sheinbaum alcanzó 69 por ciento de la votación, frente a 23 por ciento de Gálvez.

Fue increíble la fidelidad de los 27 millones de persones que reciben dádivas del Gobierno Federal pues votaron por Morena, por Sheinbaum, por Armenta, por Chedraui, por las mayorías en los congresos. Ahora solo resta luchar por la unidad del país, evitar la polarización y sacar a México adelante.

De algún modo, México volvió a la era del partido hegemónico, como en los mejores tiempos del odiado y criticado PRI, pero que la gente seguramente ya no lo recuerda; los mexicanos no tenemos memoria. Estamos a las puertas de un nuevo régimen y quizá de un nuevo sistema político, pero basado en el priismo.

¡Ah! Y tras las intensas campañas políticas, que ocuparon sobremesas, enfrentaron familias y deshicieron amistades, es momento de tomar un respiro para trascender la ‘resaca o cruda electoral’ de los perdedores.

Arlen Solodkin, directora del Instituto del Bienestar Integral, ante la ansiedad, irritabilidad, tristeza, estrés emocional y cognitivo, que causa cualquier elección, recomendó los siguientes consejos: caminar, respirar profundo, buscar distracciones y enfocarse en cosas positivas,

A su vez, la psicoterapeuta jalisciense Kim Elizabeth Romero Sikorski, señaló que México debe reconciliarse después del proceso electoral. Si dejó de hablar con alguien por asuntos de política, ahora es un momento oportuno para dejar de lado las hostilidades. La enemistad por temas políticos puede tener un impacto emocional y psicológico.

El ánimo de las personas se ve afectado por el decaimiento emocional, se generan lagunas de resentimiento, se opta por un distanciamiento emocional y físico. Aunque no hay pasos definitivos para iniciar la reconciliación, es fundamental reconocer nuestra resiliencia frente a cualquier situación o adversidad, identificar posibles errores y pedir perdón para transmitir paz.

Así las cosas, hay que tomar las cosas con serenidad. México nos necesita.

Por: Leticia Montagner

Leave a comment

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *