La contundencia de los triunfos de Claudia Sheinbaum y Alejandro Armenta, en la Presidencia de la República y la gubernatura de Puebla, respectivamente, tiene mensajes sociales de confianza, respaldo popular inédito y, de modo muy subrayado, un altísimo bono democrático.
En ella y en él está confiando la irrefutable mayoría de los mexicanos y las mexicanas y de los poblanos y las poblanas.
Con prudencia y sobriedad, Sheinbaum y Armenta recibieron sus victorias, porque es también una expresión de responsabilidad.
Por ello, es tan majadera la actitud, producto de la embriaguez de la euforia, de quienes han comenzado a pensar en futuros lejanos y a jugar con pronósticos irrespetuosos hacia 2030.
¿De quién ha sido la idea absurda de futurizar desde la precocidad?
Porque aquellos que juegan a apostar a la sucesión presidencial de 2030 le faltan al respeto a Claudia Sheinbaum y, por supuesto, no tienen el aval del equipo armentista.
¿De quién ha sido la demencial construcción de esa narrativa? ¿De qué encuestador o de qué asesor?
Hasta el próximo 1 de octubre, Claudia asumirá la Presidencia y recibirá la Banda Presidencial.
Tiene una evidente precocidad mental quien está pensando en la sucesión, cuando ni siquiera ha arrancado el nuevo sexenio en Palacio Nacional.
La primera mujer presidenta tiene una fuerza histórica y no hay lugar para, irrespetuosamente, hablar de la sucesión.
En tanto, Alejandro Armenta se ha convertido en virtual gobernador electo – lo será formalmente cuando reciba la constancia de mayoría el próximo domingo –, con el mayor respaldo popular que tenga memoria la entidad poblana. No hay una referencia en sus antecesores, con ese nivel tan alto de apoyo ciudadano.
Alejandro rendirá protesta el 14 de diciembre.
Llevan humo en las ideas quienes suponen que pudiera haber arrancado una sucesión en el estado, cuando ni siquiera ha comenzado el tiempo de la próxima administración.
Futurizar es un verbo que se conjuga desde la ignorancia y el apresuramiento ambicioso.
A la doctora le ha llevado toda una vida, desde su esencia como líder estudiantil y como funcionaria eficiente, a lo largo de tres décadas, consolidar una carrera sólida, para convertirse en la primera presidenta de México.
Armenta ha recorrido sin pausa todos los caminos de Puebla, en todos los municipios y en todas las comunidades, por más de 34 años, para convertirse hoy en el virtual gobernador más votado de la historia de Puebla.
El poblano mostró temple y mucha sobriedad.
Lo primero que hizo el virtual gobernador de Puebla fue agradecer a los ciudadanos que cuidaron las urnas, que organizaron la elección y también a quienes le brindaron su confianza.
En el mismo tenor fue el primer mensaje de la virtual presidenta electa.
En él y en ella la concentración de mente y espíritu estuvo en ofrecer buenos resultados. No les voy a fallar, fue el ofrecimiento.
No hay cabida para futurizar hacia 2030.
Por: Álvaro Ramírez Velasco