Desde el principio de los tiempos, el ser humano ha buscado depositar su fe en dioses, santos y fuerzas de la naturaleza… Y uno de ellos se encuentra en el Barrio Bravo de Tepito, el Angelito Negro.

La veneración a este ha florecido en la calle de Carpintería 35, donde está un altar dedicado para esta imagen, que curiosamente comparte cuadra con el altar a la Santa Muerte de la calle Alfarería; en ambos casos, sus devotos llegan hasta estos puntos de la Ciudad de México para realizar ofrendas y oraciones.

“El angelito negro es una deidad”, dice solemnemente Alexis El Chino, quien montó este altar en su casa.

Hace seis años, su madre enfrentaba al cáncer de mama, al punto de que sería intervenida para el retiro de uno de sus pechos… Ante ello, su hijo afirma que pactó con el Angelito para evitar la entrada al quirófano de su madre.

“El Angelito Negro es una deidad muy grande. Mi madre quedaba destrozada totalmente por las quimios, no comía y no dormía. Me acerqué con toda la fe: ‘si tu me das chance de que mi madre esté completa, te voy a poner un altar’, en el cual mucha gente va a venir a visitarte y conocerte”, relata Alexis.

En entrevista con 24 HORAS, El Chino narra que visitó el estado de Hidalgo para encontrarse con Oscar Pelcastre, a quien se conoce como El Obispo Negro, creador del Angelito, quien realizó a Alexis un ritual de iniciación para después obsequiarle una figura representación de este, misma que ahora es venerada en la calle de Carpintería 35, en la colonia Morelos.

“Él (Pelcastre) fue quien me pactó a mí, fueron unos cortes en la piel y mi sangre fue ofrendada a él (Angelito Negro), fue algo doloroso. Me siento orgulloso porque lo hice con mucho amor y mucha fe para que mi madre saliera del cáncer”, detalló.

Asimismo, el tepiteño recordó que, luego de haber colocado el altar del Angelito Negro, en su casa perdió a varias amistades y hasta se ganó las “malas miradas” de sus vecinos, quienes repudiaron a la figura, pero a la vez salieron los “tapados” para apoyar a Alexis con su promesa.

“Al altar vienen policías, escoltas, gente del gobierno y hasta de grupos criminales, pero también llegan familias para pedir por salud y trabajo. Además viene gente de otros países como EstadosUnidos, Chile y Argentina”, comentó.

Para Felipe Gaytán, académico de la Universidad La Salle, aseguró que el culto al Angelito Negro no tiene características de una adoración satánica, y más bien se trata de un demonio vestido de vaquero o charro en la mayoría de las ocasiones.

“Le hacen diferentes ofrendas, no en términos satánicos, y sus fieles son gente en situaciones límite, que pueden estar fuera o dentro de la propia ley, por ejemplo, comerciantes, taxistas o pobladores amenazados”, explicó.

Gaytán explicó que el Angelito Negro es aquel ángel caído que cuida a pesar del mal, y a diferencia de la Virgen de Guadalupe o la Santa Muerte, con quienes se paga la manda, con el ángel caído se hace un intercambio negativo, pues “entre más tu pides, tu tienes que dar más y entonces se vuele una especie de pacto del que no te vas a poder zafar “, mencionó.

El también sociologo explicó que otra de las diferencias entre los fieles a la Virgen de Guadalupe, la Santa Muerte y el Angelito Negro, es que ellas son veneradas regularmente por familias, mientras que los adoradores del angelito es de forma individual, de ahí que se realice un ritual de iniciación.

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