El 11 de diciembre del 2023, Jenyfer Román Moya, de 21 años, alquiló un automóvil para trabajar en a través de aplicación de transporte, para apoyar a su familia con los gastos diarios. Dos días después de haber iniciado en este trabajo, el 13 de diciembre, salió de Tecamachalco con rumbo a Tepexi de Rodríguez para realizar un viaje y desde entonces, sus familiares no volvieron a saber de ella. Hasta el día de hoy continúan en la búsqueda de su paradero.
A casi 9 meses de su desaparición, los padres de Jenyfer, Erika Moya Díaz y David Román Castillo, de 40 y 42 años respectivamente, la han buscado incansablemente desde aquel día.
“Tratamos de ser fuertes, muchos dirán, ‘ah mira, se ve bien aunque se perdió su hija’, pero en realidad no saben lo que uno siente, yo no me puedo resignar a no encontrar a mi hija”, aseveró en entrevista para 24 HORAS.
La familia del municipio de Tecamachalco señaló que hay una carpeta de investigación abierta ante la Fiscalía General del Estado (FGE) para dar con el paradero de Jenyfer, sin embargo las autoridades aún no tienen pistas.
“Si en verdad la estuvieran buscando, ya la hubieran encontrado”, resaltó la madre de la víctima.
Para los padres, el Colectivo Voz de los Desaparecidos se ha convertido en un lugar seguro, pues afirman que estar ahí es como pertenecer a una hermandad, para sostenerse y acompañarse en la lucha por encontrar a su familiar desaparecido.
“Nos apoyamos entre todos porque somos compañeros del mismo dolor, todos sufrimos de lo mismo y nos entendemos, es como una hermandad”, aclaró.
Pese al dolor que les produce no encontrar a su hija, ambos padres deben continuar trabajando para poder mantenerse: Erika es colaboradora de un establecimiento y David es taxista.
Aunque sus actividades les impide asistir a todos los talleres que imparte el colectivo, organizados por la líder María Luisa Nuñez, no pierden la fe, a pesar de la las extorsiones que han recibido para pedirles dinero, ellos se han mantenido firmes en la búsqueda.
Señalaron que las acciones realizadas durante su búsqueda no tienen ningún interés monetario, su único objetivo es encontrarla.
“Si algún día Jenyfer ve las noticias, tiene que saber que la extrañamos, que hay madrugadas en las que solo pensamos en ella, que siempre está presente y que esperamos encontrarla, cueste lo que cueste”.
“Lo único que queremos son dos cosas: que las personas que la tienen nos la devuelvan, como sea, pero que nos la dejen, en donde sea, nosotros vamos por ella. Y también queremos que Jeny sepa que sus padres continúan buscándola”, concluyó Erika Moya.
ACTIVIDAD DELICTIVA
Antonio Hidalgo, capacitador en Fiscalías, de Comisiones de Búsqueda y coordinador externo de diagnósticos de personas desaparecidas, informó que las desapariciones forzadas en Puebla están entrelazadas con una actividad delictiva.
Aclaró que, mayormente, son realizadas por las autoridades y no precisamente tienen que ver con algún partícula. Sin embargo, muchas veces están ligadas a delitos como el secuestro, la extorsión, el tráfico o trata de personas, vinculados con bandas delictivas de narcotráfico.
“En el caso de Huachinango y Tepeaca, las desapariciones casi siempre están entrelazadas con un tema de violencia criminal; como en San Martín Texmelucan, donde hay código rojo o son zonas de riesgo criminal por robo de hidrocarburos, extorsión, secuestro, trata de personas o más”, informó.
Aunque se cree que los hombres desaparecidos se encuentran vinculados al narcotráfico, la mayoría de casos se encontraban en zonas de riesgos, donde buscaban a un hombre con características parecidas, pero los grupos criminales nunca confirman su identidad, aclaró el especialista.
En el caso de las mujeres, la mayoría de veces sí está vinculada con alguna red de trata o tráfico de personas. Hidalgo aclaró que muchas veces las niñas, adolescentes o mujeres que se encuentran en situación de desaparecidas son llevadas con fines de explotación sexual o laboral a Estados Unidos.