La especialista Verónica Garay asegura que formar una red de apoyo que involucre a la familia puede ser el factor para que una persona siga viviendo o no.

El día después de haberte despedido de un ser querido que tomó la decisión de suicidarse, la familia, aún en medio de la confusión, queda lastimada y profundamente enojada, porque cuesta mucho trabajo aprender a perdonar que a quien amabas haya tomado la decisión de irse, aun sabiendo que dejaría una estela de dolor, comenta la psicoanalista Verónica Garay.
“El cúmulo de emociones que desata un suicidio es importantísimo y la herida a nivel familiar cambia y varía dependiendo qué miembro de la familia fue quien tomó la decisión. No es lo mismo vivir un duelo por el suicidio del padre que el de la madre, que un hijo y si este era pequeño, porque desafortunadamente esto también ocurre”, explica la especialista a 24 Horas.
Después de vivir un caso de suicidio, las familias destapan varias situaciones que van desde el enojo hasta la culpa. La psicoanalista comenta que una de las principales posturas que toman los seres cercanos es juzgar o calificar de “mal” la decisión que tomó la persona, sin tomar en cuenta su percepción, su entorno; al final, se queda el sentimiento de culpa, por no haber podido detectar ni ayudar a la persona.
“Es muy complicado juzgar desde nuestros zapatos a alguien que tomó esta decisión. Lo cierto es que la mayoría de las veces esta persona tuvo que haber vivido ya mucho dolor para llegar a esto, algo que ni su familia ni nadie más podría imaginar y esto ocasiona dar una opinión desde nuestro punto de vista y nuestra realidad, no la de ellos, es muy injusto”, señaló.
Ante este panorama complicado y de dolor, ¿qué puede hacer la familia?, se le cuestiona a la especialista.
“Es importante que se forme una red, que se eliminen tabúes en la familia y se genere un ambiente de contención en donde se puedan expresar nuestras emociones, eso sería maravilloso y creo que sería un enorme antídoto porque le estamos dando una salida saludable a las emociones que en ocasiones son reprimidas, esto es un modo de decirle a tus seres queridos que están atentos a los cambios, que hay interés”, respondió Verónica Garay.
Me queda claro que, continúa la psicoanalista, hay muchos canales de ayuda. Hay grupos de ayuda gratuitos, hay números, llamadas, donde en momentos complicados podemos pedir ayuda, pero si ésta viene desde el seno familiar ese es el factor que puede hacer la diferencia entre la vida o la muerte en una persona deprimida.

Leave a comment

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *